Crisis sindical

Los intereses de los trabajadores son defendidos por los gremios sindicales. Esa es la razón por la que se forman y los afiliados confían en quienes dirigen temporalmente a la agrupación y tienen ciertas consideraciones para el buen ejercicio de sus funciones, como las licencias sindicales.
Sucede que en los últimos tiempos estamos escuchando una serie de denuncias que se emprenden porque la confianza se acabó y no les queda otra vía que la judicial, para que se esclarezcan las sospechas acompañadas de evidencias sobre irregularidades.
Estas irregularidades principalmente  son de carácter administrativo del dinero que son la suma de las aportaciones de los sindicalistas, y que en determinados gremios les permiten hacer inversiones de tal forma que la caja de la agrupación vaya en crecimiento.
Este dinero se administra en base al reglamento y en varios casos se dan beneficios económicos especiales para los sindicalistas en caso de accidentes, de enfermedades, estudios, u otros, con cargo a devolver con intereses bajos.
Cada gremio sindical se organiza de la forma que más le conviene como agrupación, pero sucede en que determinados, aunque no muy pocos casos, la mayoría de asociados como que no le marcan el paso a las rendiciones que hacen las directivas de turno, sino después que estas ya pasaron y se dan cuenta de movimientos sospechosos.
Un caso patético e increíble es lo que les ha pasado a los trabajadores del gobierno regional de Loreto y que es de conocimiento público a través de su fondo, Cafae, que habían logrado construir un hermoso centro recreacional para los trabajadores y que los dirigentes por desacertados movimientos financieros la perdieron.
Esto es una muestra de cómo a nivel de las dirigencias sindicales también se dan las irregularidades que muchas veces se critica a la patronal, y es la consecuencia de la falta de práctica de valores en todos los espacios sociales, desde los de menor cuantía a nivel monetario y de recursos humanos, hasta los más numéricos.
Bien decía el Ing. Benzo Reátegui que acaba de fallecer trágicamente esta semana, que la honestidad se tiene que medir desde lo micro hasta la macro. Que las rendiciones de cuentas deben interesarnos a todos y no ser indiferentes. Es un derecho y debemos exigir sean estrictamente documentadas.