Piensas: ¿Sueños?

Fernando Herman Moberg Tobies
http://riendasciegas.wordpress.com
hmoberg@hotmail.com
@FernandoMobergT

 

Pasan los meses, los días, pasan las horas y cada vez se alejan más esos sueños que alguna vez los sentíamos alcanzables en nuestra inocencia, pasan los segundos y van desapareciendo las emociones que nos hacían sentir inmortales, bendecidos a pesar de las adversidades que aparecían.

Hay metas que las descartamos en el camino, sin querer y con pena, los vacíos se llenan con responsabilidades y recompensas que nunca alcanzan la chispa de lo que uno hubiera querido ser. Los sueños de la juventud, tan débiles y poderosos, tan complicados y con frecuentes pruebas, marcan el silencio del alma, se convierten en el sonido de los latidos del corazón cuando nos detenemos y nos enfrentamos a nosotros mismos y no hay nadie más con quien excusarnos.

Llegan las señales a nuestros pensamientos, el cuerpo nos ayuda a mover lo necesario para conseguirlas, los golpes van enfriando la experiencia, el sistema social va absorbiendo el talento para mantener a otros, a los que sí llegaron a conquistar lo que se propusieron. Alejamos el riesgo porque a veces nos causa grandes heridas que demoran en sanar, desperdiciamos nuestra energía en encajar, qué lo que queremos con pasión se extingue lentamente hasta quedar sólo en recuerdos.

Enfrentamos la vida con la cabeza erguida, ni nos detenemos a honrar nuestras pérdidas, continuamos corriendo guiados por historias ya narradas y a pesar del cansancio no buscamos nuevas alternativas, y nos sentimos satisfechos a medias que el otro espacio ya no importa.

Olvidamos y de pronto aparece alguien que sí la consiguió sin importarle la presión de los estereotipos, su magia inunda el ambiente que ahoga tus frustraciones, se desata una tormenta emocional que aleja cada escudo levantado para sobrevivir, los vacíos emocionales se evidencian como película introspectiva y las lágrimas denotan la nostalgia de la pérdida añorada.

Que importante, que frágil son las decisiones, dirige el futuro y aleja el pasado, tan drástico que hasta se transmite a los hijos y es la base de la estabilidad que heredan. Si siguiéramos nuestros sueños, esos primeros pensamientos que aparecen y motivan cada rincón de nuestra alma, sí fuéramos consecuentes en lo que realmente queremos y nos ponemos a hacer, tal vez podríamos vivir mejor, con un éxito que no discrimine a los que no van con tu formación, que no insulte al trabajador que no resuelve bien la situaciones inmediatas, un éxito que no sólo sea material sino que te genere salud sin estrés y felicidad frecuente.

Estamos tan descarriados que la corrupción empieza con uno mismo, no cumplimos nuestros objetivos y excusamos nuestros errores y conflictos, nos levantamos tarde, preferimos descansar bien en vez de avanzar más, no hacemos ejercicio o mejoramos la alimentación cuando la salud se está deteriorando, nos enfrentamos a relaciones que lo único que nos genera es ser hipócritas pasivos, que aceptamos o negamos de acuerdo a la conveniencia.

Juramos amor y solo queda en palabras y en el cuerpo, nos enredamos con personas que sólo despiertan neurosis escondidas de la infancia. Compartimos angustiados aparentando lealtad que buscamos el mínimo espacio para sentir la libertad individual que infringe el respeto y burla la confianza invisible.

La inocencia se va modificando, se va adecuando mientras pierde su esencia, se va volviendo mortal, casual, lineal. Nunca debemos desistir de los espasmos de luz que aparecen en el camino ya que son el reflejo del poder que nos pone a prueba para aprender a hacer algo realidad, ese es el reto de los que hacen las cosas diferentes, la perseverancia sin excusas.

Nos lastiman y cerramos toda opción que resalte aquellas batallas, andamos condicionados por el temor y no por la esperanza, ya no somos capaces de lanzarnos al mundo aún salvaje, aún peligroso y envejecemos con la crítica venenosa, el chisme mal intencionado y la envidia sin palabras.

Debemos encontrar el momento preciso de volver a la rienda perdida, dejada, apagada, debemos avivar esos sueños que nos hacían sentir que teníamos un gran destino, no debe quedar duda de todo lo que nace en nuestro consciente, la vida es un eterno ejercicio que si pierdes la fórmula, te alejas, pero siempre puedes volver al juego, esperar y preparar el espacio para que se dé lo que uno desea, debemos volver a conquistar nuestros sueños, por algo aparecieron y deben hacerse realidad.

La búsqueda de la información, del conocimiento sin etiquetas sociales es fundamental para la satisfacción de la persona, logra un análisis más amplio antes de lanzar prejuicios, proyecta un estilo de crecimiento con bienestar equilibrado y éxito sostenido en un mercado variante y elitista, siempre y cuando las conductas propias no afecten a la libertad de cualquier otro individuo.

La frustración debilita, agota, quita el brillo a los momentos y vuelvo cíclico a la rutina, los dilemas atormentan la paciencia y enferman los sentimientos que a veces llegan a cuadros de cáncer, hipertensión, derrame cerebral, paro cardíaco, suicidio, entre otros episodios negativos.

La frase “Nunca es Tarde” es tan conocida y usada pero pocos se atreven a escenificarla. Es el extra esfuerzo lo que permite que se vaya dando los resultados soñados, liberando las cargas psicológicas y permite que se goce en plenitud el presente.

Así que hay que conquistar lo que alguna vez hemos soñado, maduremos las probabilidades y utilicemos bien nuestro tiempo para ir construyendo lo que nos proponemos, nunca es tarde para hacer realidad lo que podría hacernos realmente felices.

Un comentario sobre “Piensas: ¿Sueños?

Los comentarios están cerrados.