Falta poco

Estamos a diez días del inicio de la semana santa que será el domingo 24 del presente mes de marzo, justamente con la entrada de Jesús a Jerusalén, que es conocido como el Domingo de Ramos, donde las personas o fieles cristianos llevan en sus manos hojas de palmeras agitándolas en señal de alegría y vivas.
La historia bíblica nos dice ello y el mundo católico cristiano lo ha sostenido así, aunque quizás fue un ingreso muy triunfalista, quizás no por parte de Jesús, sino por sus seguidores de la época que lo querían y esperaban un milagro de salvación a sus dolencias.
Además, era la admiración al líder de los mensajes certeros respecto a la conducción de la vida como buenas personas y la obediencia a Dios padre, mientras seguía mostrándose como el enviado a la tierra y que presentía que su paso por el mundo no iba a ser muy duradero.
Por la historia también se conoce que no era bien visto por las autoridades de turno de aquellos años, que se endiosaban y no permitían que nadie los observe, como Jesús ya venía cuestionando ciertas actitudes de los mismos, aunque no sabemos finalmente la profundidad de sus expresiones cuando respecto al pago de impuestos habría dicho “al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.
¿Se estaba planteando bien en aquellos años el pago de impuestos?, o es que estos eran abusivos y tendrían que replantearse de acuerdo a las posibilidades de los habitantes, o estaba bien que el César dictara los montos sin mayores observaciones.
En definitiva, la historia bíblica nos lleva a muchas reflexiones, al margen de ser creyentes o no, de ser fieles devotos o no, la figura y el mensaje de Jesús merece ser repasada todos los años y qué mejor que en la semana de su vida, pasión y muerte. Y es que después de interminables conversaciones muchos concluimos en mejor sólo quedarnos con sus palabras relacionadas a la paz y al gran amor que nos debemos entre seres humanos, y tratamos de emularlo.