Ay carnaval, carnaval

Una de las fiestas que no hace distinciones sociales es el Carnaval Amazónico. Es una de las pocas festividades que nos une a las grandes mayorías de la población en este caso de nuestra región Loreto. Con sus variaciones a la hora de celebrar entre distritos y pueblos rurales e indígenas, en esencia la “pandillada” nos cae bien a todos.
Esta semana ha empezado la celebración en las ciudades, aunque en la zona rural va por tres días que termina en el miércoles de ceniza, es una fiesta tradicional que debe tener mucha historia por descubrir, por conocer cómo se fue originando y los trastoques que debe haber recibido con el paso del tiempo y la adopción de nuevas costumbres.
Antes se decía que el “carnaval manda y nadie lo demanda”. Esto ya es pasado porque hemos aprendido que no podemos dentro de la civilidad obligar o forzar a nadie que entre en un juego que simple y llanamente, no le gusta, que no quiere participar. Muchos disfrutan más mirando, otros aplaudiendo, otros moviéndose en su sitio, otros metiéndose al juego de forma parcial y por último los que se lanzan con todo horas de horas.
Lo importante es que tenemos que respetarnos los unos a los otros y disfrutar de esta fiesta tradicional cada uno a su manera. También hay los que solo disfrutan acompañando en el trenzado de la “Húmisha” y la colocación de los regalos y adornos, que ahora tienen que ser livianos para evitar accidentes con daño a los carnavaleros.
Y en esto de los accidentes en las ciudades, también está prohibido lanzar globos con agua desde las motos lineales y motocarros en plena marcha por las pistas. Este tipo de acciones ha ocasionado más de un accidente de gravedad y hasta fatales. Son generalmente jóvenes que no miden las consecuencias que se arrojan a las calles. Los padres y madres de familia tienen una tarea fuerte este fin de semana para controlar a sus hijos, caso contrario la policía hará su trabajo y eso también se tiene que respetar.
A muchos, casi la mayoría, diríamos nos gusta el juego y solamente desde estas líneas les deseamos un feliz fin de semana de carnaval jugando con quien está jugando, pandillando, echándose con el debido cuidado el achiote, pichohuayo, caballusa, las gredas de colores, los baldecitos con agua para refrescarse y otros como la popular “maicena”. Desechemos los elementos insalubres como “huevos podridos” y otras cosas putrefactas. Demostremos que sabemos jugar con una cultura de salubridad. Todo al ritmo del ay carnaval, carnaval y del típico bombo baile.