Siguen burlándose de la pobreza…

Los diversos mandatarios que precisamente fueron elegidos a través del voto ciudadano a fin que puedan cumplir con una serie de promesas y demandas sociales, así como para brindar estabilidad y oportunidad de desarrollo sostenible para la mayoría de personas.

 

Al conquistar el poder, por arte de magia parecen perder esa consecuencia demostrada en campaña electoral para con los sectores más vulnerables, cambiando de discurso de manera cínica el mismo que maquillan para que no sea demasiado evidente su interés por continuar bregando por el desarrollo de algunos grupos de poder, en vez de concentrar todos los esfuerzos en tratar de encausar políticas que deriven por fin en el resurgimiento de la clase menos favorecida.

 

Varios gobernantes -ya se sabe- han direccionado estudios y encuestas para dar a conocer que en nuestro país, conformado por casi 30 millones de peruanos, la pobreza está siendo espantada, corrida, alejada, botada, desechada de los hogares peruanos. Falacia mayúscula. La pobreza y extrema pobreza en el Perú está más latente que nunca, pese a los millones de soles que el Estado deriva a las diversas regiones para aniquilarla.

 

Justamente por las estadísticas engañosas, es que Bill Gates, ha dicho que Perú ya no necesita de mayor ayuda internacional. Y es que para muchos el hecho que alguien cuente con 260 soles al mes y estar inmerso en algún programa social, significa estar fuera de aquel círculo de necesidades. Parecen no darse cuenta que cada peruano debe ser atendido y escuchado en sus demandas, pues por ello en cada periodo eleccionario se llena de esperanzas y acude a las urnas a emitir su voto para que el nuevo mandatario/a lo saque del profundo hoyo lleno de carencias.

 

Perú es un país rico que si realmente sería administrado sin la sombra permanente de la corrupción, la mayoría de peruanos gozarían de un crecimiento envidiable para cualquiera de sus vecinos sudamericanos. Hecho que por el momento -desgraciadamente- es solo una utopía.