Nuevo calendario escolar para zonas inundables

Vivir en las riberas de nuestros ríos, no es precisamente vivir en el paraíso, no es lo que la gente después de dar un paseo, cree. La realidad es otra, muy al revés. Vivir en la ribera, no es la pintura del espectacular amanecer cuando el sol emerge desde las aguas o el nostálgico atardecer cuando el sol con sus pinceladas de fuego adorna el firmamento. Vivir  en la tristeza del bosque es una gran frustración. Solo el alma alegre del amazónico hace posible, con su contraste,  convertir el entorno en que vive en un refugio de esperanzas en un mañana mejor, especialmente para sus hijos.
Pero la naturaleza impone sus reglas y no se puede ir contra ella. El crecimiento de las aguas de los ríos determina un cambio total en la forma de vida de la gente, modificando hasta su residencia que tiene que cambiar a sitios más altos a donde el agua no llegue.
Los niños no pueden asistir a la escuela porque los locales están bajo el agua. Los maestros tienen que paralizar sus actividades porque es imposible dictar clases.
La realidad amazónica es diametralmente opuesta a la realidad del resto del país. Aquí la vida transcurre en creciente o en vaciante. Tres meses de creciente, son tres meses de pérdida de tiempo y de clases. Eso nos parece definitivo para cambiar el calendario escolar, que debería comenzar, en los pueblos de las zonas rurales y de los lugares aledaños ubicados en la periferia de las ciudades grandes de Loreto, a partir de la vaciante, digamos en agosto, mes en el que la merma ha concluido, hasta febrero o marzo, pero con clases efectivas, porque hay que tener en cuenta también los paros, marchas, huelgas de los maestros, días perdidos que nunca son recuperados así nos lo quieran hacer creer.
Otro punto sumamente importante es el cambio del currículo educativo, que responda a nuestra realidad y no a realidades ajenas de la costa y la sierra. Que el Ministerio de Educación, entienda de una vez por todas que esto es otra cosa, un mundo aparte de la realidad del resto del país.
Dos temas que están en la mesa para ser debatidos con claridad, sin demagogia, sin intereses personales ni de grupo, sino bajo la lupa del  pensamiento formador de un futuro mejor para nuestra niñez, merecedora de un mejor destino.