Editorial

Orillas del olvido

Iquitos es conocida como la Isla Bonita, pero ese calificativo queda para los loretanos nacidos en esta parte de Loreto y para quienes vieron la luz del mundo en otros lugares y viven muchos años por acá, queda como un bello cumplido y lo aceptamos porque amamos este lugar.

Pero, si nos ponemos a mirar con detenimiento y objetividad, y bordeamos nuestra ciudad de Iquitos por todos sus perímetros y sus orillas, vemos un descuido enorme, empezando por los atracaderos y desembarcaderos de peque peques, botes y lanchas, que lo hacen en condiciones de inseguridad, antihigiene y antiestético.

Podría ser bello, funcional y seguro, pero nadie ni ciudadanía ni autoridades se han propuesto a pensar en un plan en serio para mejorar nuestra calidad de vida en las orillas y nuestra economía, porque quién no quisiera tomar los servicios fluviales en las embarcaciones mencionadas para un paseo por el río, por el contorno de Iquitos.

Son varios aspectos a tener en cuenta, claro, desde el turismo local y regional, tener atracaderos estéticos, limpios y seguros, es una buena inversión, y hasta la población organizada puede tomar la iniciativa y buscar una especie de convenios con la empresa privada y con la cuota de las entidades públicas.

Tenemos que ser proactivos también con los proyectos comunitarios, con una forma de organizarnos vecinalmente sin esperar tanto a las autoridades. Y es que no estamos hablando de costosas infraestructuras con fierro y cemento, tenemos que revalorar el buen material que tenemos en la región.

La madera dura puede durar o mantenerse en buen estado varios años, soportando sol y lluvia, y mientras tanto va mejorando la economía o encontrarse aliados privados o públicos para hacer proyectos con más años de duración. El tema es empezar y no quedarnos estáticos. Se puede hacer con poco cosas sencillas y atractivas que generen ganancias.

Los transportistas de peque peques del río Itaya son los más emblemáticos, tal vez ellos puedan empezar haciendo del embarcadero donde trabajan todos los días bandeando de un lado del río al otro por 1 sol. Una vez presentable y seguro podrían ofertarnos un paseo corto por una suma mayor y así generar más ingresos.

Nuestras orillas están abandonadas en casi toda nuestra región, a pesar de representar una de nuestras riquezas naturales con las aguas de los ríos, la greda que se forma, las plantas ornamentales acuáticas. En los albergues turísticos sí que los valoran muy bien. Contamos con una gran cantidad de recursos que falta ponerlos en valor.