LA CORRUPCIÓN EN EL PERÚ

Por: Manuel Fernando Flores Orellana

mflores2508@hotmail.com

Toda conducta que se desvía de los deberes normales inherentes a la función pública debido a consideraciones privadas tales como las familiares, de grupo o amistad, con el objeto de obtener beneficios personales, en dinero, en posición social o en cargo o función pública.

Joseph S. NYE

Corrupción es acción y efecto de corromper o corromperse. Corromper es alterar o trastocar la forma de alguna cosa. Echar a perder, depravar, dañar, podrir. Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera. Pervertir o seducir a una persona. Depravar es viciar, adulterar, pervertir, especialmente a personas. Pervertir es viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto. Es también perturbar el orden o estado de las cosas.

¿Es la corrupción patrimonio exclusivo del Perú? La respuesta es no. La corrupción es inherente a la especie humana. El ser humano tiene en sí todos los atributos para poder llegar a rozar con sus dedos el cielo; pero tiene también la potestad para descender a los más profundos abismos de la perdición. Esta respuesta de carácter negativo es relativa, como muchas cosas en la vida. Hay algunas naciones que ocupan los primeros lugares en desarrollo y hay otras que se ubican en los últimos lugares en el ranking de la corrupción.

La corrupción es un fenómeno internacional. El grado de tolerancia / lucha contra la corrupción depende de la madurez de cada país e involucra a toda su comunidad.

De acuerdo con la escala de calificación mundial, practicada anualmente por Transparencia Internacional, penosamente el Perú ocupa el puesto 72 entre los países más corruptos y atraviesa por el peor nivel de corrupción de los últimos diez años. Dinamarca, Nueva Zelanda, Suecia y Singapur ocupan los primeros lugares de menor corrupción, seguidos de los países escandinavos. Y en América Latina: Uruguay, Chile, Cuba, Costa Rica ostentan el mejor índice.

La pregunta inteligente podría ser ¿Por qué se produce menos corrupción en los países que ocupan estos primeros lugares? y ¿Por qué es mayor la corrupción en los que ocupan los últimos puestos? No tengo a la mano una respuesta amparada en datos estadísticos, sin embargo podría asociar y decir que el nivel de educación es inversamente proporcional al nivel de corrupción. Es decir, tenemos una primera variable que podríamos considerar dentro de los elementos que conforman la gama de aspectos que responden a la pregunta ¿por qué se produce la corrupción?

Otro aspecto que considero importante es el denominado “el arca abierta”. Todos conocemos el refrán: “En arca abierta el justo peca”, pero profundicemos esta variable. ¿Por qué está abierta el “arca”? La respuesta es porque los que llegan a ser dirigentes políticos en nuestro país, si bien pueden conocer lo que hay que hacer para organizar el Estado en forma adecuada, no lo hacen porque consideran que en un Estado organizado ya no habrá “río revuelto”. Y al no haber río revuelto ya no habrá “ganancia de pescadores”.

Entonces, su acción es una permanente improvisación en la que muchas veces los intereses foráneos, poseedores de los capitales de inversión, dictan en qué sectores de la producción se deben invertir los recursos monetarios. En otras palabras, la puesta en movimiento del aparato productivo está en función de intereses extranjeros, en lugar de estar al servicio del interés nacional.

Esta identidad corrupta elimina los valores creativos a favor de una supuesta ética del éxito que va a producirle al individuo un agonizante entredicho con la moralidad imperante; y, por supuesto, eso va a crear las condiciones para que todos tengamos potencialidades de corrupción. En esas condiciones somos factibles de corromper o de que nos corrompan; desde el punto de vista conceptual existen dos instancias que hay que diferenciar. De un lado, corromperse activamente, en determinado momento (acto corrupto) sin que necesariamente la corrupción se haga crónica e irreversible, sino transitoria; esta instancia no involucra totalmente la identidad de la persona con esa lacra. De otro lado, se da el caso que la persona no solamente se corrompe, sino que continúa siendo corrupta, asume y encubre la corrupción en sí misma, tratando de corromper a otros (estructura corrupta).

En nuestro país, a lo largo de su historia, apareció la corrupción muchas veces; fue perseguida y luego olvidada para que así volviera a aparecer. Ha sido siempre un círculo vicioso que se encuentra instalada y del que habrá que salir para poder ganar esta batalla. La corrupción ha crecido, además, bajo la sombra de la mal entendida tolerancia y cuando llega a límites exagerados recién se reacciona contra ella, generalmente sancionando a los “pequeños corruptos”.

El Perú no es pobre. Es un país muy rico pero con un pueblo empobrecido por la corrupción, la más lucrativa industria usufructuada por quienes hacen mal uso del poder político y económico. La corrupción, por lo demás, no es consecuencia de la pobreza, como pretenden sorprender los desaprensivos interesados en alterar la verdad con el fin de continuar medrando impunemente. Pues, no están en manos de los pobres los gigantescos contratos de obras públicas con el Estado, las licitaciones, la compra de armamentos, el contrabando, la defraudación aduanera, el dumping, el narcotráfico; las licencias ilegales a favor de lenocinios, casinos y casas de juego, y por último el negocio de los recursos de amparo protectores de mafias y avaladores de desacatos organizados contra las leyes y ordenanzas de la nación. Tampoco son los pobres y menesterosos los que disfrutan de la capacidad de esconderse o asilarse o viajar al extranjero a la espera del paso del tiempo para luego refugiarse en la prescripción de sus delitos y lograr el consiguiente archivo de las causas incoadas en su contra, en no pocas veces con la benevolencia de jueces prevaricadores.

La corrupción es veta exclusiva de aquellos que se enriquecen ilícitamente, con entera libertad, desde el poder político y mediante el mal uso de la función pública e igualmente por los mazarrones baqueanos en corromper y saqueados al Estado a mansalva y con ventaja. Ambos en concierto, porque no debemos olvidar que la corrupción no es posible sin la concurrencia de dos agentes de infracción: el corrupto y el corruptor. Gracias por leerme.