Sanciones a daños ambientales

En la explotación del petróleo, en la extracción de especies maderables, en la caza y pesca indiscriminada de las especies de fauna de bosque e ictiológicas, los daños que producen estas actividades al medio ambiente, definitivamente son irreparables.
Irremediables, porque nadie cumple ni cumplirá con las normas establecidas. No hay tiempo para cuidar que  no haya un derrame del hidrocarburo ni que se contamine con residuos químicos las fuentes de agua que utilizan los nativos y campesinos que viven en las proximidades de las zonas de explotación.
Los daños medioambientales están hechos y quedarán así, como un cuadro de impotencia y miseria, donde la desolación será el principal elemento de la realidad más angustiante para el hombre amazónico.
La reciente sanción impuesta a Pluspetrol por no cumplir con los compromisos de remediar los daños hechos a los suelos del Lote 8, que corresponde al yacimiento de Yanayacu, en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Pacaya – Samiria, es un sencillo para esta transnacional. Nada importante ni nada que afecte a su economía.
La cuestión es seguir en el negocio y si se hizo algún daño, se paga.
Ese tipo de cosas son habituales y frecuentes en todo lo que significa atentar contra la naturaleza. El hombre fue, es y seguirá siendo un depredador, al que no le interesa el futuro, sino tan solo el presente.
Cambiar esa mentalidad será bastante difícil. Eso no se arregla con multas. Con lo que se demuestra una vez más que el poder del dinero es invencible, donde sea.