Aumento de orates

Cuanto más crece el número de habitantes de la ciudad de Iquitos teniendo en su seno a cuatro distritos, van en aumento acelerado la cantidad de orates, de personas con trastornos mentales que van recorriendo las calles, se acuestan en las veredas, están sobre las bolsas de basura buscando comida; nos muestra un panorama triste.
Lo que agrava el problema es que se ha normalizado ver personas perdidas en el tiempo, sin rumbo, sin aseo, deambulen por toda la ciudad, aunque la mayor concentración se da por la zona comercial del centro del distrito de Iquitos. Están ahí y parece que a nadie le conmueve está situación de seres humanos.
Son personas de diferentes edades desde jóvenes, adultos y adultos mayores de ambos sexos. En el caso de algunas mujeres se muestras semidesnudas, además con el enorme riesgo de ser violadas y quedar embarazadas generándose un mayor problema social, puesto que un recién nacido de una madre con evidentes problemas mentales, está totalmente expuesto.
En esta capital de región tenemos un Departamento Psiquiátrico del Hospital Regional de Loreto “Felipe Arriola Iglesias”, pero que no cuenta con los presupuestos suficientes para abordar casos de personas que necesitan urgente ayuda para una terapia y tratamiento de recuperación.
Hace unos años en un local a la entrada de la ahora carretera asfaltada de Santo Tomás, funcionaba un centro psiquiátrico hasta donde eran internadas personas con las características en su salud que estamos describiendo.
Es el momento que las autoridades tanto del poder político de gobernación y municipalidades, así como las dependencias de los Ministerios que tienen el deber de movilizarse para que los orates de Iquitos tengan una oportunidad de regresar a su vida normal y de autosuficiencia.
De seguir permitiendo que personas en estas condiciones y varios de ellos junto a niños y niñas, sigan en las calles, ya no solamente seremos la ciudad del horrible ruido, de los asaltos a mano armada, de la suciedad, sino, la ciudad de los orates que en silencio extraviado claman ayuda, pero, los “normales” no logramos entenderlos.