“Somos felices”

En estos precisos momentos cuando muchos de nosotros en la ciudad de Iquitos, en otras localidades de nuestra región Loreto y del país, nos disponemos a iniciar un nuevo día en busca de los alimentos para la familia, o en busca de un trabajo, o en camino a nuestro centro de labores; en otros lugares del mundo la gente huye en llanto de una bomba asesina.
Es que por la tecnología de las comunicaciones podemos ver casi en tiempo real las atrocidades de las guerras que sostienen en Ucrania, Rusia, Israel, Palestina, la Franja de Gaza, que son los más estremecedores donde no importa la edad para los ejércitos enfrentados para matar a niños o ancianos, a mujeres embarazadas, no tiene nombre lo que está pasando.
Las guerras se justifican por odios de antaño, intereses oscuros, por ataques de diversas modalidades en aparente tiempo de paz, y vuelven a estallar cuando menos se imagina, y nadie se hace responsable, todos se acusan, todos quieren tener la razón, todos tienen su verdad, pero, el mandamiento de “no matar”, y “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, ni para muchos cristianos es aplicable cuando las ambiciones se anteponen.
Aunque estamos soportando por esta parte del planeta la inseguridad ciudadana, la corrupción casi generalizada, no es nada comparable a una guerra. Así, en medio del hambre y muchas carencias todavía “somos felices”, comparativamente lo nuestro es un paraíso defectuoso con muerte lenta, pero sin fuego fatal en tierra y aire fulminante en el instante.
Todavía tenemos espacio en nuestro ser para sonreír, todavía es genuino para nuestro rostro, y es que puede aun sostenernos la esperanza, el amor en el hogar, mientras que en los países en guerra los del pueblo inocente se olvidaron que existe la risa, y doblan las rodillas en medio del llanto y el terror para decir débilmente, adiós, porque sus cuerpos ya no dan para más. Valoremos lo que tenemos y contribuyamos a una cultura de paz, mientras los poderes mundiales no nos asomen.