Para nada nos extraña la actitud que vienen asumiendo las autoridades nacionales frente a la presencia de un grupo importante de loretanos que protestan desde el lunes en las inmediaciones de la Plaza San Martín de Lima. El silencio de las autoridades nacionales y sus emisarios tiene un tufillo a subestimar, desairar y hasta ningunear la presencia de nuestros paisanos.
Muy pocos comprenden este acto casi desesperado y como para poner agua tibia a la protesta hablan de que Loreto no presenta proyectos, por qué mejor no dicen que la «jarana» en ciertos ministerios y los trámites engorrosos, así como el desconocimiento de la realidad de esta parte del país, hace que los proyectos sean observados. Además de las suspicacias que se generan en torno a estos procesos.
Lima y otras ciudades privilegiadas del país que se benefician con el financiamiento de millonarios proyectos producto de lo que reporta al país la explotación petrolera, desde cerca de 40 años. Miles de millones de soles que han pasado a las arcas del Estado, dejando la miseria de 10% de canon petrolero en Loreto, en el principio, y encima no establecieron como responsabilidad de Estado la vigilancia y control en los tipos de inversión de este recurso no renovable, que tarde o temprano se acabará.
Cerca de 300 personas están en Lima, ellos y ellas nos representan, no se trata de una élite de intelectuales, tampoco de un equipo técnico de economistas, en su mayoría son gente del pueblo, los que siempre sacan la cara por todos cuando hay que poner el pecho, si no, echémosle una ojeada a la historia para certificar con la lucha de quiénes se ha logrado muchos cambios sociales.
Estamos exigiendo un derecho que es la compensación de un beneficio que no estamos recibiendo por varios factores que no lo originamos, responde a un tema mundial por la disminución del precio internacional del petróleo, que ha conllevado a que se frenen trabajos de exploración con miras a explotación, así como la irresponsabilidad de Petroperú de no dar el mantenimiento adecuado al Oleoducto ha hecho que no se esté bombeando el crudo porque se está reparando. Esto ocasionó también baja en la producción.
De tal manera que la deducción del canon petrolero, de la miseria que es actualmente de 18%, por lo menos en el papel, disminuya a tal punto de casi hacerlo desaparecer. Pero, lo que no debe desaparecer fácilmente es el reclamo público que se está produciendo en Lima (con todos sus defectos), y de alguna forma amparados en la Constitución Política del Perú, seguir exigiendo atención y solución rápida a este grito de justicia.