¿Campaña política presidencial o mediocridad partidaria?

Para quienes aún sobrevivimos luego de haber asistido al desarrollo de casi una decena de certámenes electorales para elegir nuevo presidente, se hace casi una obligación verter su opinión respecto al proceso del próximo cinco de junio, en el que se ha dado el más controvertido  resultado, que por sí solo, dada la textura política de los contendientes, se puede afirmar es única en toda la historia política del país, ahora que sufre un deterioro inimaginable de imagen, dada las formas y el estilo que vienen empleando en las presentaciones y opiniones los principales actores de lo que imaginariamente  ha dejado de ser un proceso electoral, para convertirse en un sainete donde la frase hiriente y el apelativo mediocre, vienen relegando a la elegancia de la palabra plena de eufonía, precisión y abundancia de ética y moral.

 

Los peruanos pensantes, los que votaron con conocimiento de causa, aún esperan que en los días que faltan para la segunda vuelta, las cosas vuelvan a sus cauces normales, pero todo parece indicar que la espera será inútil, pues el denuesto y la injuria, además del uso de psicosociales que amenazan vidas, han vuelto a entronizarse en el tráfago político nacional, desbordándose hacia la clase periodística nacional, que ya viene sufriendo amenazas de muerte embozadas en ofrendas florales con lecturas ( Q.E.P.D.) contra el veterano periodista  Cesar Lévano y el presidente del directorio de un diario capitalino; días antes el periodista Jaime de Althaus de Canal N fue conminado a dejar su línea de combate por las ondas de dicho canal; siendo hasta ahora un misterio la identidad de quienes recurren a una práctica que fue muy usada durante el decenio fujimorista.

 

Vistos solo estos dos escenarios, nos sobra razón para decir  que la campaña por la presidencia de la República, ha dejado de ser una fiesta democrática,  donde la población asistía pletórica de  entusiasmo a expresar su opinión mediante la emisión de su voto,  dándose inclusive tiempo para bromear o charlar sobre el proceso con sus  contertulios. Eso parece que esta vez se acabó.