Indudablemente que vivir en la frontera es un acto heroico. Tan solo permanecer en los confines de la patria como maestro, como agricultor, como médico o enfermero o como un simple y común poblador, es realmente digno de encomio.
Lejos de los centros mayores y de la ciudad grande, centralista y absorbente, la vida es difícil. Muy rara vez va a ir hasta esas lejanías la autoridad para compartir con sus pobladores sus esperanzas que muchas veces no quedan sino en ilusiones. Una visita de médico es lo más probable, un ir y venir en un par de horas, mientras que ese hombre de la frontera para llegar a la ciudad tiene que viajar más de veinte días por el río, sea trayendo sus cosechas o a un enfermo que se muere.
Los distritos de nuestra provincia ubicados en la zona de frontera, no pueden desarrollar sus pueblos porque no cuentan con los suficientes recursos económicos y la presencia del Estado es limitada, cuando debería ser al revés, ya que ahí precisamente se debe sembrar permanentemente peruanidad.
Vemos por eso, que por la cercanía que tienen con los países limítrofes, los pobladores fronterizos tienen más apego a ellos que al Perú. En Colombia y Brasil encuentran atención médica inmediata y gratuita, educación para sus hijos y solución a sus más urgentes necesidades.
Por eso es muy buena la decisión tomada por el Consejo Regional de crear la provincia del Putumayo, porque eso hará posible que se desarrollen los pueblos de esta parte de Loreto, esperando que el gobierno del Presidente Ollanta Humala, lo apruebe definitivamente antes del 28 de julio, como un regalo de fiestas patrias, para nuestra gente de El Estrecho, Soplín Vargas, Manuel Clavero, Rosa Panduro, Santa Mercedes, Yahuas y Remanso.
Bienvenida desde ya la nueva Provincia a la vida política de nuestra región.