Con el consabido cuento de hacer agricultura o desarrollar la ganadería, muchas personas son posesionarias de amplias extensiones de terrenos, las que tienen en su poder, a la espera de encontrar un comprador.
Eso se ha dado desde antes, desde que existía la Oficina de Tierras de Montaña, repartición del Ministerio de Agricultura.
Hará como cincuentaicinco años, Iquitos terminaba en la cuadra 9 de la calle Sargento Lores, a partir de ahí era el bosque. Tal es el caso que el Club Tenis Iquitos, se fundó allá por el año 1924 y estaba considerado como un club campestre. Con el tiempo, los posesionarios de esos terrenos han tenido que ceder para la construcción de escenarios deportivos.
Aquí el negocio es hacerse de un terreno, invadirlo si es necesario, para, tras el amparo de autoridad posesionarse y venderlo al mejor postor, para construir su vivienda.
La constitución de los asentamientos humanos se han dado así, de terrenos concesionados que han sido revertidos al Estado, con lo cual, se ha podido hacer la titulación de estos grandes espacios, que hacen la expansión de la ciudad.
Lo que sí debería tomarse en cuenta es una seria planificación de lo que necesitan estos asentamientos poblacionales, los cuales se han hecho sin considerar la instalación de los principales servicios básicos como agua potable y luz eléctrica, áreas destinadas a áreas verdes y espacios para desarrollar el deporte.
De lo contrario, estaremos asistiendo más adelante, a una expansión desordenada, sin objetivos en urbanización.
Es labor de la autoridad regional tomar en cuenta esta sugerencia para que la ciudad no tenga un crecimiento desordenado.
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