Justicia intercultural

 

Hacer que la justicia llegue a los pueblos más olvidados, es también hacer que la presencia del Estado se vaya consolidando, pero este proceso no es tan simple como pareciera, más que todo en las comunidades de los pueblos de los diversos grupos étnicos que tenemos en nuestra Región Loreto, que desde hoy será sede del VII Congreso Internacional sobre Justicia Intercultural.

La anfitriona es la Corte Superior de Justicia de Loreto que hoy recibirá a los presidentes y delegaciones de 33 Cortes Superiores del país, así como a los diferentes líderes de las comunidades indígenas que existen en nuestra Amazonía peruana. La gran expectativa es que en estos tres días que se desarrollará el VII Congreso se recibirán aportes para el Diseño de las Políticas de Justicia Intercultural del Perú.

Este evento es la consecuencia de varias reuniones previas que se han venido realizando en diferentes lugares desde hace varios años, recibiendo aportes de otros países que han avanzado en el tema de cómo aplicar la justicia sin afectar ciertas creencias y costumbres ancestrales de las comunidades indígenas, y cómo lograr que se vayan integrando al sistema de justicia que rige en el país, de la cual también ellos forman parte.

Las ideas se han ido moldeando, adaptando y los pueblos han ido asimilando que existen faltas y delitos universales que no se pueden soslayar en ninguna cultura, que son derechos innatos de todo ser humano. Es por ello importante el respeto mutuo en cuanto a lo que ha venido haciendo en ambos lados, sea la justicia originaria (indígena) o la justicia ordinaria, que es la oficial en nuestro país.

Lo destacable de todo este proceso es que no se trata de una imposición, sino de un diálogo intercultural que promueve el intercambio de conocimientos y experiencias en base al concepto que se maneja sobre Justicia Intercultural. Es por eso que el éxito de este planteamiento de administración de justicia se ha venido dando sin mayores resistencias, porque en determinados casos hasta se combinan los criterios.

Así, por ejemplo, existe un avance importante sobre la condición de las adolescentes de casi todas las comunidades indígenas que tienen por costumbre entregarlas a un hombre de la comunidad, una vez que hayan iniciado su periodo de menstruación. Esta “costumbre” que atenta contra los derechos humanos ha ido entendiéndose que no es justo para la aún menor de edad. Entonces el diálogo y el intercambio de conocimientos, viene ayudando en este choque cultural, que mientras para uno es “normal”, para el otro se configura en “delito”. Vemos que la vulnerabilidad implica aislamiento y comprensión.