Está todavía fresca en nuestra memoria el debate público que se armó cuando a los vendedores de la segunda cuadra de la calle San Martín, decidió la comuna de Maynas reubicarlos en el sector se puede decir histórico, turístico y legendario conocido con el atractivo nombre de “Sachachorro”.
Era como una alameda que unía las avenidas Grau y Aguirre, por donde en nuestra infancia todavía pudimos recorrer y ver los chorritos de agua que todavía discurrían por los costados y en la parte céntrica, a pesar que el cemento los cubría, la sabia naturaleza se rebelaba cada cierto tiempo para resurgir airosa con sus aguas subterráneas.
Los ingenieros civiles lo podrían describir como “ojos de agua” que vienen desde el sub suelo. Y los historiadores de la época nos contaron que ese lugar “Sachachorro” tiene algo de embrujo, pues la persona o visitante que bebe de sus aguas se quedaba por siempre a vivir en Iquitos.
Es así que los visionarios de aquel tiempo que nunca fueron tomados en serio, sostenían que no era posible que ese lugar turístico emblemático de Iquitos fuera a ser “invadido” desde la formalidad de la municipalidad de Maynas y sus gestores de aquellos años.
Por cierto, los comerciantes se negaron en todos los idiomas a ir a aquel espacio público, porque decían que sus mercaderías no iban a tener la acogida del público como sucedía en la calle San Martín. Pero, igual se cumplió con el atropello contra Sachachorro, negándonos a propios y extraños de deleitarnos con las historias sobre sus aguas.
Con el paso de los años, la naturaleza no se ha dado por vencida o la ingeniería humana no le ha dado el golpe certero, y de vez en cuando asoma con los filtros de agua que debilita las estructuras y ocasiona forados, como reclamando su ubicación desde los ancestros.
Nadie que se precie de democrático está en contra de la generación de empleo, pero se equivocaron al ocupar un lugar que debió ser reforzado en su infraestructura ornamental para convertirse en un punto de la ruta turística de la ciudad, pero prefirieron sentenciar a muerte a los ojos de agua. Además, en el tema ambulatorio, la solución no va sólo por dar terrenos, sino, tal vez como en otras experiencias está en ocupar por horas ciertas zonas y luego retirarse. Fue un error y “Sachachorro” con sus aguas sigue reclamando su lugar en la historia y la geografía.