El retroceso de nuestras universidades

Por: Juan Soregui Vargas
soreguijuan@hotmail.com

Es una verdad incómoda que nuestras universidades han sufrido un retroceso geométrico en sus niveles académicos, salvo pequeñas excepciones. Como decía el filósofo francés, son signos de los tiempos.
El que no quiere creer esta verdad está fregado. Hoy, nuestros centros de estudios superiores, especialmente mi querida UNAP, no ha caminado al ritmo de la moderna globalización educativa.
Muchos son los factores de este retroceso, pero, principalmente la corrupción y las argollas en todos los medios. Como el IIAP, qué es lo que ha dado para beneficio del progreso del pueblo o de los empresarios o industrias. Salvo, como ya expresé, aislados actos. Todo es negocio.
En nuestra época de estudiantes para formar los cuadros de cogobierno administrativo, los mejores alumnos eran los candidatos y bien elegidos.
Otro ejemplo: Una vez estuve tratando de vender algunos libros (cuentos) de mi autoría. Compartía la espera con un profesor asociado que me dijo: Este concha… quiere la mitad de los ocho mil soles como coima para una investigación. Le daré sus 4 lucas y con dos haré lo que pueda aunque sea inventaré. Miren, pues, como hacen investigación científica.
El otro negocio es el acoso por dinero o por sexo. Cuentan que un decano de cierta facultad, llegó de su curso de maestría y puso la puntería en una de sus bellas alumnas, la jaló durante varias evaluaciones y, un día, la chica presintiendo lo que quería este sapo de cachedrático, le expresó: cómo hacemos profe, bueno hija yo no hago esto, pero por excepción lo haré contigo. Se citaron a tal sito privado y en los avatares del juego pre sexual, la belleza y el monstruo se acostaron, solo que el sapo quería besar los hermosos labios de la señorita,  labios feísimos del sapo y una boca que apestaba. Al final no se consumó el acto porque la niña, además, había advertido a su papá y a la policía y  con fiscalía lo atraparon. Nunca le hicieron nada, más que un castigo administrativo. Este caso está, por si acaso en los anales orales y escritos de nuestra universidad.
Otro caso es que la mayoría de alumnos y profesores no piensan, no investigan, no analizan, no  conocen el método científico, es decir están ahí para pasar por caja y el año. Pero lo más grave en estos últimos tiempos es el chantaje de alumnos a profesores para que les pongan buenas notas, supuestos chantajes y compras de votos para los órganos de gobierno que aún no llegan a tragedia.
Las autoridades rectorales y vice rectorales, son elegidas por grupos de intereses, en cada elección corre dinero y amenazas. Licor y sexo. Y durante los años lectivos corre dinero, especias, etc. Conozco varios casos, pero, uno en especial. El joven “estudiante ya estaba más de seis años en una facultad y recurrieron a mí para conversar con una ex enamorada, una honesta académica que no la veía hacía muchos años, le expliqué y me reclamó, tú Juan con eso, no, no puedo, hazlo por aquellos años de amistad, le dije; no puedo, al bajar las escaleras me llamó y me dijo, pero el tipo es malcriado en clase y hablador y solo puedo hacer una cosa, lo haré por ti, está de por medio mi esposo y mis niños; voy a hacerlo, al final le dieron un once con lo que podía seguir el otro curso fundamental. Me sentí mal. Por un pedido familiar me había metido en la corrupción sin ganar un centavo manchando la conciencia de la señora.
Dicen que el hombre es un ingeniero y trabaja en una compañía. Pobre compañía.
Como estos casos existen muchos más, especialmente en el aumento de diplomados, doctorados, magísteres, que de donde habrán obtenido para asumir puestos grandes y ganar mucho dinero. Pobre mi UNAP. Pero, en estos días llevaré dos ediciones de mis nuevos cuentos a ver si quieren invertir para editarlos. A ver dizqué. Amén.