Las vacantes que ofrecen las universidades públicas en el país no responden a la real necesidad que tienen miles de estudiantes que culminaron su secundaria el año pasado, y por tanto buscan otras alternativas como institutos técnicos, hasta ingresar al servicio a la patria que ofrece el Ejército peruano y otras armas.
Otros servicios educativos también están en centros técnico productivos del sector Educación, donde muchos jóvenes siguen incluso antes de terminar la secundaria para hacerse de algún trabajo que les permita poder juntar para invertir en sus estudios.
Y así centenares de jóvenes se presentaron a rendir su examen de admisión para la única universidad del Estado que tenemos, la UNAP, pero como es de conocimiento de todos y todas las ofertas de número de vacantes es muy inferior al número de postulantes.
Es más, muchos jóvenes hacen buenos puntos, pero estos no han sido suficientes para alcanzar una vacante y van a seguir preparándose para el nuevo examen con la esperanza de llegar más alto que les permita estar dentro del número de vacantes. Hay casos que han logrado el objetivo luego de tres intentos.
Aunque decenas de jóvenes en situación de pobreza o atraídos por la propina, o por la posibilidad de estudiar dentro del cuartel en el centro técnico con que cuenta, se inscriben en el servicio militar voluntario para estar en ello dos largos años de sus vidas, ya que una vez adentro no hay chance para revertir la idea y retirarse, se torna complejo.
En este caso, las situaciones más conflictivas se han presentado en el Ejército, desde el trato violento que testimonian recibir quienes han pasado por ahí, evidenciado hasta en trágicos casos de jóvenes soldados que pierden la vida o se desconoce su paradero, y la institución militar no tiene al parecer una política de transparencia hacia los familiares respecto a los movimientos de sus hijos. Aunque se dice que hay cambios en cuanto a menos malos tratos psicológicos.
Como vemos son muy pocas las alternativas que tienen los hijos e hijas de Loreto cuando egresan de las aulas de la educación básica en todas sus modalidades. Urge que las autoridades de todos los niveles de gobierno gestionen y tal vez apoyen a la UNAP para ampliar sus sedes provinciales y aumentar el número de vacantes.