Profesión fluvial

Más de dos décadas que lo venimos observando y hasta la fecha seguimos pensando que cuánto tiempo más tendrá que pasar, para ver que las autoridades se reúnen y se plantean qué aspectos tienen que priorizar para sentar las bases de un verdadero desarrollo para Loreto, y no seguir cayendo en la mediocridad, a pesar de tener las herramientas para evitarlo.
Nuestra naturaleza es el bosque y el agua, y es al mismo tiempo nuestra fortaleza, y es allá donde pensamos deben apuntar todos nuestros esfuerzos, partiendo de los conocimientos, la investigación, el perfeccionamiento de lo que ya nuestros tatarabuelos, bisabuelos, abuelos y padres vinieron haciendo.
Entonces lo más lógico sería desarrollar el bosque en todas las posibilidades que nos brinda como la agricultura en el modo propio de no depredar, la actividad forestal valorando el trabajo desde los micro extractores (ordenar este sector), la potencialidad de los animales del bosque y otros.
El otro espacio valioso y reconocido a nivel mundial, además por habernos reconocido desde una nominación como Maravilla Natural del Mundo, el río, los lagos y las quebradas. Es lo que debemos cuidar y dar las herramientas educativas para que las actividades que se desarrollen en ellas sean de calidad, rumbo a la excelencia.
Y la idea de darle un nivel profesional a los diversos oficios que se realizan a través de la navegación fluvial y desde tierra, debería haberse llevado a las aulas universitarias como la Facultad del Transporte Fluvial, y no tenemos dónde se puedan profesionalizar y certificar su carrera, quienes realizan labores empíricas y acertadas por la experiencia en la navegación por los ríos.
Esto ocurre porque somos del momento, satisfacemos las necesidades que se nos ocurre son las más urgentes, y en la práctica no estamos sentando las bases de nada.
Cómo es posible que más de cien años de navegación por los ríos, no se haya pensado en profesionalizar, en convertir en carreras dignas la función de un motorista, estibador, patrón de lancha, almacenero a bordo, administrador fluvial, diseñadores de naves fluviales y otros tantos más. Si es nuestra razón de ser, si en ese mundo se mueve gran parte de nuestra economía.
Esperamos que se apunte a hacer crecer lo que nos hará sentir dignos y que empecemos a perfilarnos como pueblo amazónico que desarrolla su lado académico con miras a la profesionalización, teniendo en cuenta las actividades propias.
Bien dice el capitán de la Marina Mercante, Juan Carlos Paz Zanabria, decano nacional del Colegio de Oficiales de Marina Mercante, con experiencia en mar y la Amazonía, que “se necesita profesionalizar el transporte acuático”, como en Belén Do Pará, donde existe una universidad completa dedicada a las carreras profesionales que la navegación fluvial pueda necesitar.