Violencia escolar

La situación de nuestra sociedad se agudiza en medio de casos de violencia que no estamos a la altura de resolver, partiendo desde las autoridades de turno y de instituciones que son tomadas por los gobiernos de turno y no pueden ejercer bien sus funciones hacia la ciudadanía.
Sólo para mencionar un caso hecho público por el médico responsable de la salud mental en el hospital regional de Loreto, en la gestión pasada del gobierno regional le quitaron el presupuesto en millones de soles correspondiente a un año, lo que restó las atenciones.
Este es el nivel de insensibilidad que tenemos que soportar como ciudadanía donde priman otros intereses que lindan también con lo corrupción, y donde casi todas las entidades tienen esta debilidad que es un delito tipificado en el código penal, pero también por la existencia de ciertas malas autoridades policiales, fiscales y judiciales, no se llegan a las sanciones.
¿Y nos preguntaremos qué relación tiene esto con la violencia escolar? Es que nuestra infancia, especialmente los de la adolescencia van captando todos estos hechos de malas mañas de delincuencia deliberada en los adultos, que les puede ocasionar desesperanza, miedo, frustración, y otros sentimientos encontrados que pueden afectar su salud mental.
Lo que se va notando en la creciente violencia escolar en sus diversas formas, y justamente por los robos del dinero público, o por los mal usos, o por los desvíos de los presupuestas sin argumentos razonables, pero que lo justifican como sea, es que se generan muchas tensiones en los mismos hogares, en los colegios y en todos los espacios de la sociedad.
Justamente los colegios, que antes se podrían considerar lugares más seguros, se presenta también la violencia, y está comprobado que por más alta calidad de enseñanza si no se atienda las causas y consecuencias de la salud mental, la violencia seguirá.
Caso Finlandia que tiene un sistema escolar modelo para el mundo, también sufre este mal social como el último caso de un niño de 12 años que disparó a matar a sus compañeritos. Estamos a tiempo de corregir la ruta como sociedad.