Contrastes

Una vez más, entre ayer y el día de hoy, hemos podido ser parte de un escenario social que nos muestra contrastes de la conducta y las creencias de nosotros los humanos en esta nuestra casa común que es la tierra, donde las celebraciones y adoraciones no necesariamente coinciden, pero estamos en la obligación de tolerarnos, aunque no siempre es así.
Por supuesto, que hay normas de convivencia de familia, grupo, comunidad, país, etc. Así tuvimos las celebraciones del Día de las Brujas, Halloween, el Día de los Difuntos y otros prefieren llamar el Día de todos los Santos. Y para variar el Día de la Canción Criolla.
Tantas versiones de celebración a la vez, hace que muchos en su afán de querer estar bien “con Dios y con el diablo”, pues celebran la parte religiosa en un horario y en otra se arrojan a los brazos de una diversión desenfrenada, ruidosa, terrorífica por los disfraces y hasta alcoholizada en extremo. También están los que celebran mesuradamente.
Eso somos. Es un poco la fotografía de una sociedad con contrastes. Donde lo que representa el bien y el mal nos pone a prueba casi al mismo instante, y lo que es curioso, nos dejamos seducir por ambos extremos. Pero, cómodamente quizás no queremos detenernos en analizar, el por qué?
La contribución del Estado como organización es otorgarnos un llamado “feriado largo” para reflexionar, para hacer turismo, para descansar, para hacer una “fiesta patronal”, o sea, celebrar varios días; para que el comercio trabaje más porque mucha gente sale de compras a mirar ofertas de la temporada. Definitivamente somos unos inventores de primera.
Mientras tanto nuestro espíritu nos reclama paz interior, y lo podemos recapturar en las actividades religiosas de estas fechas, o seguimos el eufórico plan de diversión. O las dos cosas. Vaya. Realmente pareciera que somos muy afortunados de esta especie de vida multifacética.
En fin, son varios días que nos lo podemos perdonar nosotros mismos, con el compromiso de que este desahogo de nuestros demonios o ángeles interiores, sirvan para replantearnos el porqué de nuestra existencia que de paso a una reinvención de nuestro ser como humanos, en un trazo de la historia donde casi todo se repite, adaptado a cada realidad y tiempo.
Cuando escribimos nuestra historia decimos que estamos evolucionando, entendiéndolo como que mejorando nuestra existencia, pero creemos que en realidad es más de lo mismo con diferentes formas sociales.
Prueba de ello es que en el mundo sigue habiendo injusticia, hambre, miseria, abundancia, riqueza, sufrimiento, esclavitud y más conocimientos. Sin embargo, la esperanza está viva. Es el mensaje divino. El misterio de la fe.