Contaminación sonora

La gestión de Francisco Sanjurjo, alcalde de San Juan Bautista, acaba de adquirir un sonómetro para la medición del sonido en las diferentes zonas de este populoso distrito, donde existe más de un local o vivienda donde se escucha música estridente, porque no solo en un local de baile el sonido está a todo volumen, sino también en casas vivienda donde el propietario equivocadamente cree que puede hacer lo que le venga en gana, porque simplemente es su casa y en su casa manda él y por tanto, si quiere escuchar sus canciones favoritas las puede poner al volumen que él y tan solo él decida, afectando la tranquilidad y muchas veces, el sueño del vecindario, lo que poco o nada le importa.

Vivir en un pueblo, por más chico que sea o en una ciudad, está sujeto a cumplir con normas y reglamentos para hacer agradable  la existencia de sus moradores. Eso es convivir y por más que se crea que es algo normal, tiene sus bemoles.

Uno no puede trasponer las barreras que impone precisamente la convivencia entre vecinos, porque afecta a quienes viven cerca de nosotros. Por eso es necesario que las autoridades, periódicamente, realicen controles de diferentes aspectos inherentes a los pobladores. Uno de ellos es supervisar si los niveles de los sonidos estén entre los considerados como aceptables para que no perjudique la salud de la población.

Pero no se crea que la contaminación sonora solo proviene de fuentes musicales. La mayor parte está constituida por los sonidos emitidos por carros, motocicletas y mototaxis, talleres de mecánica y, templos religiosos donde la feligresía cree que cuanto más fuerte canten sus alabanzas, estas llegarán al Señor.

En esto, la municipalidad de San Juan Bautista está preocupada en el control de los niveles de sonido y es por eso que va a poner en marcha operativos inopinados en la medición del ruido del ambiente.

Pero lo más importante está en que se hagan cumplir las sanciones que conlleva abusar de los niveles de sonoridad. Ahí está la clave para descontaminar de los ruidos molestos a una población que no está para soportar ningún abuso que atente contra su salud.