Una frase popular dice que “soñar no cuesta nada, pero, a veces los sueños se hace realidad”, pero solemos quedarnos esperando que nuestros sueños se cumplan sin ser partícipes de ese proceso. Y nos quedamos mirando en una espera infinita, por ejemplo, que algún día gocemos de servicios básicos de calidad.
En nuestros tiempos eso significa tener agua realmente potable, energía eléctrica sin costos elevados, desagües óptimos con tubos lo suficientemente anchos para nuestra realidad como lo tuvimos hace unos 40 años, además contar con una planta de tratamiento de las aguas sucias con deshechos, para luego ser arrojadas a los ríos evitando alto grado de contaminación.
A esto se suma que el saneamiento básico tiene que ser de acuerdo a la realidad de las zonas urbanizadas, como en el caso de los sectores periféricos donde todavía falta un buen tiempo para la construcción de alcantarillas, se pueda aplicar los baños ecológicos, y otros modelos exitosos.
Es lo mínimo básico con lo que tenemos que contar para preciarnos de ser una ciudad en un sincero camino al desarrollo con salubridad para todos, con energía económica que sostenga los emprendimientos, así como la pequeña y gran industria que sigue truncada.
Como estamos en la época navideña vamos a hacer una imaginaria cartita a papa Noel, para que haga realidad nuestros sueños, porque hemos nacido, crecido y nos estamos envejeciendo en esta ciudad de Iquitos que amamos, como también sentimos por todas las ciudades, pueblos y comunidades de nuestra región Loreto, y seguimos esperando el día de tener una vida urbana, periurbana y rural de calidad básica.
Por las arcas del Estado en Loreto han pasado y siguen llegando millones de millones de soles, que hubieran hecho posible hace tiempo contar con los servicios de calidad mencionados, que también son bases de desarrollo, pero no nos engañemos, eso no sucederá si los que deciden desde el poder político siguen mirando intereses particulares (llenar sus bolsillos en modo robo) y de grupo, y si nosotros ciudadanos seguimos mirando sin exigir bases para el verdadero y equitativo desarrollo sostenible. Esto porque las priorizaciones de obras están erradas o amañadas.