Piensas: Mitayero civilizado

Fernando Herman Moberg Tobies
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hmoberg@hotmail.com
@FernandoMobergT

 

Avanzamos confundidos, autoconvencidos a medias pero avanzamos. Nos levantamos cada día con dudas que aprendemos a cargarlas sin hacernos mucho problema, callamos las ideas que nacen de nuestra inocencia y las aplastamos con la “realidad imponente” que manipula cada una de nuestras emociones hasta el último día de nuestros suspiros.
Somos tan contradictorios incluso hasta cuando nadie nos ve, hemos convertido las excusas en una solución para complacernos de la falta de verdadera voluntad, una que arrasaría sin importar las palabras desalentadoras, una que seguiría su flujo sin que los juicios de la envidia detengan su resplandor.
El amor, indomable sentimiento, viejo y añejo, sabe bien para algunos y agrio para otros, el amor transforma a las personas en miserables o bendecidos; el amor es el sentimiento más difícil de dirigir y mantener su ritmo en un sistema dividido y esclavizador. Rozamos su poder y todo se siente diferente, cuando se va, la oscuridad intenta llenar cada vacío sin luz, sin felicidad, por eso debemos aprender a ser domados, domesticados por nosotros mismos, por nuestra consciencia que, a veces, es doblegada y, a veces, aún se mantiene salvaje.
El tiempo pasa y cuando nos detenemos por el cansancio, miramos lentamente hacia atrás en silencio, asombrados de todo lo que sucedió, de lo que se dio, hechos inesperados y otros calculados, nos sorprendemos de lo que hacemos, de lo que decimos, con quienes estamos y hemos dejado atrás. El cansancio no sólo se refleja en el rostro, sino en el alma.
La alegría transforma al hombre al igual que sus penas, las sonrisas fortalecen sus luchas y las lágrimas liberan su frustración. Los recuerdos son las herramientas para llegar a la meta, te sirven para analizar y meditar, muchas explicaciones no necesitan palabras, solo tienen que ser observadas y aceptadas por los latidos del corazón, que es la mejor advertencia para saber si obramos en lo supremo.
Nos preguntamos mucho y poco nos respondemos, no somos capaces de conectarnos con nuestra esencia, andamos tan seducidos por el sistema que morimos sin tener las respuestas. El cuerpo crece, te alejas de la familia, todo sigue un ritmo que lleva al vacío, pero la esperanza es la que nos tranquiliza con la famosa vida eterna.
No nos interesa nuestro origen, investigamos poco, nos limitamos a las justas a conocer nuestra historia desde los primeros días que hemos respirado y algo sobre los padres y abuelos, pero no vamos más lejos, no vemos en forma generalizada, globalizada, sino particularista como estamos acostumbrados, mezquinos y cerrados en nuestras necesidades y sacrificios. No somos capaces de ampliar nuestro interés en buscar sentido al inicio de lo que estamos viviendo. Nos convencemos fácilmente con lo que nos dicen o narran, no usamos el poder del magnífico cerebro que poseemos para conseguir mayor información, para obtener la fórmula y no seguir como nos sentimos aunque digamos que estamos bien.
Personas van, personas vienen, se comparten experiencias y se dejan huellas. Nos unimos para que el camino tenga más color, sea interesante y menos agobiador, pero hay quienes se quedan para siempre y otros que cumplieron su función. La amistad es un proceso con una gran misión.
La experiencia es fundamental porque es la suma de todos los errores en los que hemos estado sometidos, es la virtud de la elección de hacer las cosas diferentes. El análisis de nuestros actos mayormente son superficiales, no inspeccionamos más detallado en nuestro interior, escondemos las bajezas en vez de exponerlas y tratar de desintegrarlas, para así liberarnos de las máscaras que nos enseñan a utilizar, que a la larga sólo nos aleja más de lo verdadera realidad.
Las decisiones son fundamentales, estrictas, incluso fatales, ya que cuando uno está en la situación en la que tiene que elegir qué es lo que va a hacer con su vida en una determinada etapa, en donde se invierte tiempo y pensamientos, la decisión que uno elige convertirá un determinado escenario en el cual la persona se desenvolverá, direccionando un esquema de vida diferente a algunos de los sueños que se dejó por dicha elección, incluso cambiando la estructura de lo que uno solía hacer.
Rebeldes por herencia, tercos por concepción, avanzamos tan confundidos, que cuando nos detenemos es difícil volver a empezar, no hay fin que llene por completo, avanzamos a medias, con sufrimiento que no se va fácilmente, con errores que atormentan los pensamientos débiles, con ataduras que podríamos destruirlas si no anduviéramos tan distraídos.
Una de las claves podría estar en el embarazo y en la infancia, todo el proceso de la vida del ser humando es fundamental de aprendizaje estando siempre alertas, pero lo básico se estructura en el inicio de la formación del feto y luego del niño que con patrones capacitados o con conocimiento pudiesen generar productos sociales estables y creativos que hoy en día son indispensables para una sociedad que sectoriza las oportunidades.
Es difícil perdonar, dejar ir, desprenderse de la herida que duele mentalmente, no es difícil aceptar que en algo tenemos culpabilidad, responsabilidad y alejamos la liberación. Pero se puede perdonar en silencio, aquel que no activa nada en tu interior al recordar, aquel que a pesar de no buscar palabras no guarda rencor.
Nada es bueno o malo, es relativo a la realidad de cada individuo, la libertad acaba cuando atentas a la de otra persona; por lo tanto, si algo que haces y disfrutas no interfiere con las acciones de otras personas, no debe interesarte los adjetivos creados para clasificar y manipular.
Piensas y nada llega, piensas y pierdes el tiempo, piensas y consigues la respuesta, la solución no llega como manjar que sacia el apetito, la solución se va fortaleciendo del análisis y la constancia, somos creadores ciegos de lo que nos sucede pero vendados por el capricho de no mirar nuestros demonios.
El amor no es suficiente para ser felices, debemos ser firmes, consecuentes, no sentimentalistas, el amor no acepta traiciones, mentiras, segundas oportunidades (perdona, pero deja ir). El sentimentalismo nos debilita, aleja la objetividad con las pasiones que no logran ser domesticadas, domadas, controladas. Asumir la responsabilidad de nuestros actos y realidad que nos tocó vivir es la base para una vida consecuente y equilibrada hacia el éxito.
La esperanza es una maravillosa cualidad que contamos como especie, es un impulso invisible que muchas veces nos da fuerza de donde creíamos que ya habíamos extinguido, la esperanza es una energía que mantiene a las personas en sus luchas, es el pilar de sus sacrificios y recompensas que en el fondo saben que nunca llegará, pero siguen firmes, esperanzados, mueve sus vidas y determina sus muertes.
Deberíamos desconectarnos de vez en cuando, alejarnos del sistema social y conectarnos con la naturaleza, mirar el cielo, los árboles, escuchar el sonido de la selva, de algo que no juzga, no denigra, no destruye, solo está ahí presente. Deberíamos intentar no olvidar que provenimos de una evolución en conjunto con las plantas, animales, minerales y que a veces encontrar las respuestas hacia donde seguir avanzando, las podríamos conseguir si nos uniéramos por un rato a nuestro flujo natural.