Nuevo frente

La representación de la población se ha visto fortalecida con una organización de bases que luchó en las calles por leyes a favor de la Amazonía y de Loreto en particular. Esos fueron los inicios del Frente de Defensa de los Intereses del Pueblo de Loreto que luego dio pase al Frente Patriótico de Loreto.
Esta denominación a nuestro entender ha quedado desfasada y más bien podríamos hablar de luchar por los intereses de la región. Sin embargo, los duros críticos de esta organización de bases dirían que se inclinan más bien a las conveniencias de las autoridades de turno.
Ello se ha visto marcado durante la gestión de Iván Vásquez y Fernando Meléndez, donde el “control” del frente era de vida o muerte política y ahora ya lo estamos viendo con más claridad el por qué. Las investigaciones fiscales y las evidencias nos dicen que tenían mucho que tapar y la organización tenía que ser manejada.
Recordemos las pugnas al momento de elegir al nuevo presidente del FPL, donde un experimentado dirigente sutepista parecía convertirse en vitalicio de la organización de bases populares, gremiales, profesionales, entidades, de agrupaciones políticas, y otros. De esto solo queda la semántica.
El Frente no volvió a ser capaz de aunar la diversidad para luchar por objetivos y metas comunes. Parecía más importaba ceder al poder de turno, principalmente regional a cambio de suspicacias, como la empleabilidad en el gobierno regional de Loreto o en sus sectores.
Sin desparpajo se pudo ver a los luchadores sociales caminar por los pasillos de algunos sectores cumpliendo con una responsabilidad laboral y luego verlos en las reuniones del FPL hablando como dirigentes independientes del poder político regional.
Pensaron que la población no iba a ser capaz de analizar o en todo caso intuir que el Frente que pretendía defender los intereses no era más que una farsa, ni patriótico, ni reivindicativo. Esto lo develaba la escasez de pronunciamientos puntuales sobre la problemática regional en torno a la presunción de actos de corrupción.
Se puede pensar que la historia los juzgará, pero no. Para casi nadie pasa desapercibido que las convocatorias a paros solo han tenido “éxito” porque la ciudadanía se ha visto obligada, por temor al vandalismo, a no salir de sus casas y a eso ciertos convenidos lo llaman: acatar.
Eso es una muestra del descontento ante una organización que ya no representa la lucha por los intereses regionales. Esa es la percepción. Además que la nueva dirigencia del Frente también debe aclarar su situación jurídica en cuanto la formalidad que exige la Sunarp Loreto, a fin de legitimar a los directivos recién elegidos.
Queremos soñar despiertos para que el Frente vuelva a defender los intereses de Loreto y logre la pluralidad en la participación de organizaciones que tuvo hace varias décadas.