El proyecto mitayo, Óscar Cortez y Luis Luna Paredes.

Por: Juan Soregui Vargas.

En estas horas de promesas electorales, queremos recordar este proyecto. La idea se generó en 1996, cuando el Dr. Víctor Montreuil Frías, confiando en mi capacidad profesional, me contrató como investigador del IIAP en Jenaro Herrera.

Luego de varios meses de labores, con mucho éxito, e investigando experiencias pasadas, tuve la información que un equipo de manejo de paiche en la cocha Zapote de la Reserva, había realizado una interesante experiencia científica. El único sobreviviente de este equipo de los finales de los 60 era y es el experimentado José Rodríguez  Mendoza. El jefe del grupo don Arturo Miyake.

Regresé a Iquitos y le hice una entrevista científica  en la que nos detalló paso a paso desde los nidos de los paiches hasta el nacimiento, cultivo de los alevinos en la base Yarina y su posterior liberación en cochas de la zona del Pacaya.

En 1999 o 2000, no recuerdo muy bien, llegó a mi casa un viejo amigo, el Ing. Óscar Cortez, quien trabajaba en una gerencia de desarrollo rural en la Municipalidad de Maynas. Me invitó a la comunidad de Palo Seco, en el  río Itaya, para dar charlas sobre piscicultura.

La charla versó sobre algunas generalidades de la piscicultura, pero más de una hora insistí en el manejo del paiche en un estanque que ellos ya estaban construyendo y tenía los aspectos sociales, económicos y ambientales. Inicialmente recibimos el apoyo de don Yvan con la promoción de Cortez. Hicimos los expedientes técnicos, formamos la asociación con 19 socios, hicimos encuestas; es decir, todo lo que pedían los burócratas de Pesquería y de la Municipalidad y que nos pusieron un montón de dificultades, lo mismo que Fernando Alcántara del IIAP, quien dizqué no tenía tiempo para evacuar un informe de sí o no. Al final, una señora de Pesquería me hizo copiar a mano ciertas líneas del documento para que ese ‘eximio’ doctor lo aprobara.

Con Edwin Maytahuari, presidente de la asociación, nos entrevistamos con dos compañeros de mi promoción (generales EP Bardales y Bonilla) y un coronel de la FAP, quienes brindaron motores para poder llevar a un inspector para certificar la existencia del estanque. Con el apoyo de Óscar Cortez como promotor de Maynas, hicimos todo lo posible para que el expediente completo pasara a Cooperación Técnica Internacional (¿para qué?) Hasta que al fin nos dieron la aprobación de funcionamiento del estanque.

El proyecto consideraba no solo ganancia para los piscicultores, sino que el 15 % de los alevinos ya cuidados iban a ser liberados en cuerpos de agua del Itaya, el  15 por ciento iban a ser cultivados en otros estanques para carne y alimento de la población y el 70% iba a ser vendido al extranjero  como alevino, estableciéndose que 10 por ciento de la renta neta de esta venta iba a ser dedicada a menesteres de educación y salud. Todo bien, con los generales y el coronel y especialmente el cholo Cortez apoyando. De pronto, un día íbamos en bus al km 28 para cruzar hasta Palo Seco y vimos  un tremendo letrero en el km 14 donde estaba escrito el nombre de nuestro proyecto manejado por una Ong italiana. Nos habían robado de Cooperación Técnica Internacional: Un funcionario que le decían cubanito. Fuimos a buscarlo y don Edwin con tremendo sable lo iba a hacer pedazos, le impedí. Un ratero de proyectos como tantos y todavía a gente pobre. Fuimos con Cortez a buscarle y hacerle reclamos, pero ya no pudimos hacer nada. Óscar Cortez se portó como un verdadero líder de promotor rural. El proyecto de los italianos fracasó y todo el mundo robó los paiches porque no tenía el aspecto económico y social.

Lucho Luna Paredes nos apoyó en esta jornada de querer hacer desarrollo en las comunidades pobres de Loreto, incluido uno de los mejores ingenieros egresados de la UNAP. Lucho siempre fue un solidario con los pobres y gente maltratada. Recuerdo que en 1989, con esa generosidad de su corazón y alma, fue a declarar ante la doctora María Zavala, que Antonio Wong Méndez le había ofrecido una moto 185 roja y 10000 dólares para que en su programa Buenos Días Perú me calumniase como lo hacían otros llamados periodistas. Confesó oficialmente que yo era inocente y que el chino y sus compinches estaban molestos por no haber ganado la concesión de arahuana. Con James, con Raúl Chávez, mis hermanas Dolores y Sonia, movieron cielo y tierra para demostrar mi inocencia. Como Lucho Luna no creo que vuelva a encontrar otro periodista con  esa honestidad y sensibilidad humana. Gracias Lucho Luna. Y, con respecto al proyecto mijano de haberse hecho realidad nuestro expediente, sería el modelo de región productiva que todos anhelamos.