El cañoncito de Don Ramón Castilla, relatado por Don Ricardo Palma en sus Tradiciones Peruanas, se ha dado en una nueva versión, esta vez en Iquitos, en Loreto.
El avioncito de un grupo empresarial que hará una ruta inter regional, no es más que el “caramelito” que nos quieren hacer agarrar para olvidarnos de nuestro bosque, que está siendo arrasado inmisericordemente y lo que es peor, marcando la ruta de la destrucción del planeta.
El grupo empresarial está próximo a deforestar 16 mil hectáreas de bosques primarios, según ellos mismos señalan en sus Estudios de Impacto Ambiental, de las 35 mil hectáreas cedidas para hacer plantaciones de palma aceitera, aunque organismos como el IIAP y el CONAM aseguran que pasarán de 23 mil hectáreas. A esto hay que agregar lo visto por personas conocedoras, que alertan a que en breve desaparecerán 50 mil hectáreas de bosques.
Lo hecho en Tamshiyacu no tiene nombre: 1,500 hectáreas han sido deforestadas, al parecer sin la documentación correspondiente, por lo que la Fiscalía del Medio Ambiente y Policía Ecológica han incautado herramientas e inmovilizado tractores, que ninguno de los funcionarios que tienen la obligación de tener conocimiento sobre el particular vio cuando ingresaron a esa localidad.
¿Qué es esto? ¿Quién manda a que las personas que ocupan ciertos cargos que tienen que ver con el medio ambiente se vuelvan ciegos, sordos y mudos? En esto también tiene que incidir la fiscalía, investigar a fondo. Es evidente que hay más de un involucrado que deberá responder.
Nada es gratis. En toda esa deforestación debe estar incluido pistas de aterrizaje para avionetas de todo calibre y para aviones foker 50. Y vaya a saber qué máa. Debe de investigarse y sancionar a los indiferentes responsables.