Dignidad loretana

Recordar el 24 de octubre, es estremecedor, en ese entonces no teníamos las redes sociales, ni las transmisiones en vivo en tiempo real y sin editar, que nos hubiera dado una mejor idea de lo que estaba pasando, primero en la plaza 28 de Julio de Iquitos, y luego en varias calles del centro del distrito iquiteño. Donde todo comenzó con una protesta y terminó sacando a flote la ira contenida, aunque también se pudo tratar de infiltrados interesados en hacer ver no a protestantes, sino, a gente muy violenta y pasibles a procesar y acallar, pero, nada más acrecentó la cólera.
Ese día con el lema “ni un ladrillo ecuatoriano en Loreto” y otras parecidas, centenares de personas se concentraron en la referida plaza para rechazar la presencia de las autoridades nacionales del gobierno de Alberto Fujimori y de él mismo. Un rechazo muy marcado a diferencia de otros lugares del país, pero curiosamente a lo largo de más de dos décadas posteriores, acá en Loreto e Iquitos en particular el fujimorismo ha tenido buen número de votantes.
¿Son contradicciones de la vida? Tal vez mientras muchos lucharon por evitar la entrega de más territorios al vecino país de Ecuador, otro no menos tantos, retuvieron en su memoria el asistencialismo alimentario y otras atenciones de la época del fujimorismo, y en una especie de lealtad oculta y hasta confusa, se refleja en los votos, hasta ahora. Sin imaginar, que estaban realizando el peor saqueo de los recursos del país y “acomodando” la posibilidad de quedarse en el poder por 30 años.
La figura de una dictadura que muchos loretanos rechazaban y que se reflejó en la protesta del 24 de octubre de 1998, un día como hoy, fue cuando a partir de las tres de la tarde se empezaba a cocinar una de las más enérgicas protestas del país contra el gobierno dictatorial, que llevaba muy bien una fachada de democracia, que posteriormente de fue develando la maquinaria que copó malamente todos los poderes del Estado al servicio de un gobierno que inició con el apoyo de la gran mayoría de peruanos.
Es por ello, que la protesta del 24 de octubre, marca el inicio de un despertar en el país, de un atreverse a parar lo que estaba ocurriendo en nuestras narices, incapaces de reaccionar, o en el fondo el temor a las represalias sutiles y en varios casos explícitas que se venían dando. Después, vinieron los “videos” que terminaron por desenmascarar al dúo Montesinos – Fujimori.
Ese gobierno que quería entregar más territorio de Loreto, para una paz que permitía una negociación desigual, donde nuestra región terminaba ultrajada, y es que a lo largo de la historia del país muchísimo terreno de esta parte de la Amazonía fue entregado a cambio de nada, sólo porque los gobiernos nacionales de turno tenían poco interés en ponerse firme en los intereses de estas tierras del territorio nacional. De allí que la dignidad loretana no podía mancillarse más.
Actualmente vivimos una paz en relación al vecino y hermano país del Ecuador, sí hermano, porque consideramos que es absurdo seguir pensando en ambiciones territoriales, más bien fortalecernos en alianzas como parte de los países Amazónicos para el desarrollo de nuestros pueblos que tienen similar necesidad de alimentación, educación, buena salud; en aras de una calidad de vida que nos merecemos. Soñemos y hagamos realidad una América del Sur unida, tecnificada, productora, con la oportunidad de fortalecernos como lo hicieron nuestros pueblos ancestrales milenarios.