Hay millones de peruanos que aún no han transpuesto el siglo XIX. Entre esa multitud muchos pueblos amazónicos están incluidos.
Conocer eso, seguramente debe haber movido al entonces candidato a la presidencia de la República, Ollanta Humala, a exponer como una de sus banderas, la inclusión social, lo que ahora, como gobernante, está recibiendo el apoyo de la comunidad internacional, como que el Banco Mundial hará, desde el próximo año, el desembolso de un crédito de $ 3 mil millones de dólares al Perú.
Que no se olvide, la inclusión social, es uno de los pilares del desarrollo de un país. No podemos seguir en la ruta del progreso si es que marginamos a quienes no han tenido las posibilidades de integrarse a los grupos sociales mayoritarios, lo que es una frustración, porque el ser humano es esencialmente social. Al sentirse excluido en su propio país, ese hombre, esa comunidad, ese grupo, se refugia y no sale a exhibir sus habilidades ni sus potencialidades como pueblo, porque sabe que no es aceptado, que no está, porque no pertenece a eso que llamamos sociedad.
Para lograr la inclusión social, cierto, necesitamos de muchos recursos económicos con que realizar un cambio físico del entorno donde viven los marginados, especialmente en infraestructura de servicios básicos y elementales para vivir, y servicios que estén a disposición de quienes más lo necesitan. Pero fundamentalmente necesitamos un cambio de mentalidad, que acepte que todos, absolutamente todos, hacemos una nación y que por tanto, todos debemos tener los mismos beneficios y las mismas obligaciones como ciudadanos.
Los pueblos amazónicos que aún no alcanzan la inclusión en la sociedad globalizada de la actualidad, esperamos que con este valioso préstamo otorgado por el BM, sean también beneficiados, como seguramente lo serán los pueblos de la costa y la sierra.