En buen número de casos “no tienen vela en ese entierro”, pero en otro número significativo dirigentes de comunidades indígenas han vendido su alma en contra de sus hermanos, por decirlo de una forma, y les ha caído multas impagables por explotación ilegal de recursos, principalmente de madera.
En el bosque, en las comunidades lejos de destacamentos policiales, militares, de la fiscalía y de la justicia, como para tener cerca a quiénes acudir para orientación y sobre todo protección, porque en medio de todo sigue la explotación ilegal de recursos y las graves amenazas si no lo permiten.
Las cifras más recientes indican que desde el 2012 hasta el presente año, por lo menos 297 comunidades indígenas han sido multadas por tráfico ilegal de madera, lo que asciende a 148 millones de soles. Impagable. Aunque en un artículo el investigador Gonzalo Marsá Fuentes, señala que afortunadamente Osinfor implementa el programa de compensación de multas para los afectados.
Esto es una parte, la otra es que el tema sigue latente porque los autores intelectuales metidos en las entidades que corresponden al tema forestal siguen actuando, en complicidad con madereros que utilizan malas prácticas para lograr sus objetivos en contra de la naturaleza, porque se escapa también el punto de la reforestación.
Por eso, además de la lucha contra la contaminación petrolera y la remediación que es una emergencia, el combate a la deforestación se hace muy necesario, sigue débil, mientras aprovechándose de su necesidad los líderes de comunidades indígenas son manipulados utilizando permisos adulterados, para extraer el recurso forestal quedándose expuestas las comunidades a las fuertes multas, como ha ocurrido.
Estos son temas sustanciales, básicos para el ordenamiento territorial y explotación sostenible de los recursos naturales en Loreto, pero poco o casi nada se trata e investiga, tenemos a los consejeros regionales, incluso a los congresistas de la República por la región que no se refieren, profundizan y actúan correctivamente sobre esta cruda realidad que mella el desarrollo de la región. Son como estacas que hieren nuestro presente y futuro inmediato.