Además de una serie de hechos que nos llegan desde los lugares más cercanos como de los más lejanos, sobre situaciones dolorosas seguidas de tensos desenlaces. Esta semana tuvo una particularidad ligada a la tristeza y la impotencia, así como a una especie de resignación frente a la globalización del dolor que más que nunca nos llega en cuestión de segundos, casi en simultáneo, por décimas de tiempo.
Así, tuvimos el ataque perpetrado al sur de Francia que nos conmovió por la conducta siniestra del conductor del camión que asesinó a más de 80 personas inocentes a cualquier problema político, de sistema, de orden mundial o de motivaciones religiosas. Solo representan el objeto de la venganza ciega y terrorífica.
Apenas empezábamos a tranquilizarnos de semejante salvajismo y nos estalla a través de las ondas satelitales el golpe militar en Turquía con cerca de 300 muertos y centenares de heridos. Las noticias internacionales decían que empezaba a controlarse la situación en ese país, que aparte, ha sido capaz de encandilar a miles de peruanos con los argumentos de sus ya famosas telenovelas.
Otro hecho registrado esta semana que dejó más un trauma psicológico y pérdidas materiales valiosas, fue el asalto a una nave turística, que conmovió a nuestra región porque estamos apuntando al rubro de la industria sin chimeneas, como una alternativa al problema del petróleo que ya no nos resulta auspicioso.
De pronto, un estallido en la avenida de La Marina proveniente del puerto de Enapu Iquitos, nos hizo seguir en la atención hacia una realidad muy nuestra que también en el día a día se tiñe de violencia, pero esta vez nos acoge incrédulos, porque se suscitó en una embarcación de una empresa turística de prestigio que se presume de seguir los protocolos de seguridad al máximo. No se trataba de elementos externos como el asalto, sino internos.
Pero, sucedió y tras este siniestro que está en investigación, el repentino dolor de familias del Loreto profundo como los que resultaron heridos Hualinga, Cahuaza, Aquituari, Manihuari, Ahuanari, Curichimba, Paima, Tamani, entre otros, los Mozombite, Jaramillo; así como los desaparecidos, Palacios, Solsol, Vilca y más. Casi todos jóvenes promesas del turismo regional que en paz descansen, y que los heridos encuentren pronta recuperación.