Zarpe suspendido

Tan solo mirar panorámicamente las embarcaciones fluviales en el embarcadero municipal de Masusa, sentimos que merecemos mucho más de lo que allá sucede, y es que la vida de mucha gente que depende de usar esas instalaciones y las lanchas, está en mayor riesgo que cualquier otro escenario.
Se dijo por parte de las autoridades del Ministerio de Transportes que el embarcadero de Masusa estaba en el proceso de lograr su formalización tan ansiada porque implica que tendrá que mejorar la infraestructura y por lo tanto el desplazamiento en el lugar y los servicios que se ofrecen, también mejoraría.
El desempeño en un embarcadero o en un puerto es muy amplio, son varios sectores los que tienen que hacer presencia. Hace unos días estuvieron por Masusa una delegación conformada por la Fiscalía Provincial de Prevención del Delito, operadores de la Autoridad Portuaria Nacional y la Dirección de Transporte Acuático.
Llegaron al embarcadero y encontraron como es de esperarse una serie de deficiencias, pero las más riesgosas tienen que ver con que varias embarcaciones no cuentan con los Certificados de Seguridad, con el Certificado de Inspección, con el Permiso de Operaciones; lo que ha motivado se suspendan zarpes hasta que se subsanen las observaciones en un plazo de cinco días hábiles.
Se entiende que los trámites para obtener los certificados tienen un costo monetario que los Armadores a través de varios reclamos incluyendo una paralización, cuestionaron varios de los trámites, al punto que hace poco como una treintena de los mismos quedaron fuera de desembolsar algún pago.
Después de conocerse estas anulaciones de cobres que los armadores consideraban indebidos o innecesarios, se desconoce en qué medida los ha beneficiado este resultado de una lucha emprendida. Le brinda más facilidades a los armadores fluviales? de ser así, entonces porqué certificaciones tan básicas como de seguridad no tendrían determinados transportistas de los ríos amazónicos.
Vemos que por el lado de las autoridades existe una especie de resignación a seguir como estamos con los embarcaderos: una calamidad. Por parte de los armadores falta transparentar ciertas gestiones. Y por el grupo de los usuarios de los embarcaderos que son los ciudadanos y ciudadanas existe también una resignación porque nos han acostumbrado a unos puertos que no son tales, y donde campea la informalidad, lo insalubre, lo que no merecemos.
Las autoridades portuarias tendrían que empezar también a preocuparse por lo fundamental para mejorar las condiciones de los embarcaderos y atracaderos que tenemos en la región. Es un punto de partida que esperamos hace muchos años.