Víctor Raúl Haya de la Torre y la gran tarea del aprismo

  • A propósito de la 128 conmemoración del nacimiento del jefe y fundador del APRA.

Por: Edgar Valdivia Isuiza

Email: evaldivia87@yahoo.es, evaldivia87@hotmail.com, edgarvaldiv@gmail.com

El 22 de febrero de 1946, en su histórico e inmortal discurso que se conoce como el Recado del Corazón del Pueblo, en un multitudinario mitin en el Estadio Nacional de Lima, capital del Perú, el líder aprista Manuel Seoane Corrales instituye la fecha del nacimiento del Jefe y Fundador del aprismo indoamericano Víctor Raúl Haya de la Torre como el Día de la Fraternidad. Una fecha en la que los apristas renovamos nuestro juramento y compromiso con la causa que nos cobija y reforzamos nuestros preceptos de fe, unión, disciplina y acción rememorando al preclaro ciudadano y político peruano del siglo XX, paradigma y símbolo de la fortaleza mística en el avatar vivencial de quienes creemos en el “Pan con Libertad” y reafirmamos nuestro reconocimiento y homenaje a todos que lucharon y luchan por la democracia, sobreponiéndose a todas las adversidades, a todos los que nos dieron una herencia ideológica y política que tiene el supremo objetivo de liberar a nuestros pueblos de la pobreza material y de la esclavitud mental, que encamine nuestras convicciones por las rutas de la justicia social.
La conmemoración del 128° nacimiento de Víctor Raúl Haya de la Torre, el gran Día de la Fraternidad del Perú y con todos los peruanos, es el día propicio para reencontrarnos con reflexiones y sentimientos que fortalezcan nuestros sentimientos solidarios y fraternos entre peruanos en la búsqueda sin pausa de espacios y escenarios que forjen y construyan perfiles tangibles de mayor bienestar y mejor calidad de vida, además que reivindique aspiraciones ancestrales para hacer más grande y justo a la sociedad peruana.
El Día de la Fraternidad, es el día de la sumatoria de paradigmas y principios por la defensa de la democracia y las libertades ciudadanas, como sistema para formar peruanos libres con gran capacidad de discernimiento, descontaminados de atisbos autocráticos y dictatoriales en eficaz ecuación del pleno ejercicio del equilibrio de deberes y derechos.
En otro contexto, es una importante antesala de eventos próximos y trascendentes como la nueva inscripción del Partido del Pueblo en el Registro de Organizaciones del Jurado Nacional de Electoral, procedimiento administrativo que cumplimos tal y como establece la legislación electoral vigente, pese a severas observaciones sobre lo controvertido de la cancelación de nuestro registro. En una circunstancia tan difícil que atraviesa la gobernabilidad del país, con nubarrones y perniciosas inconductas de desgobierno, que agobian a todos los hogares peruanos, la reinserción del Partido en el escenario formal de la política peruana, debe contribuir a producir una profunda reingeniería en el enfoque del quehacer político del Perú.
Al margen de temáticas típicamente electorales y burocráticas, la estructura del PAP debe enfocar sus acciones a la ejecutoria de un gran Congreso Nacional, que marque pautas históricas en el devenir partidario, sellando los principios rectores desde el punto de vista ideológico, doctrinario, orgánico y programático de lo debe ser el aprismo del presente y el futuro, como soporte de la democracia peruana y vital instrumento de intermediación del tejido social del Perú. Este privilegiado y máximo evento orgánico, que congrega a la representación nacional del mayor Partido organizado del Perú, que pese a las dificultades de la coyuntura, resurge como una organización histórica capaz de superar sus propias contradicciones y poner por encima de las circunstancias su gran capacidad de administrar crisis y aplicar catarsis.
Un transparente profundo proceso de renovación dirigencial y relevo generacional en el máximo nivel de su estructura orgánica, que tamice y recoja los sentimientos de los 4 puntos cardinales del Perú, que nos encamine a una necesaria prognosis reflexiva, para la formulación de una Agenda Orgánica, Programática y Doctrinaria que determine el rol del aprismo en los próximos decenios en el contexto de los cambios sociopolíticos y tecnológicos del Perú y del mundo.
El APRA debe asumir el gran desafío histórico para establecer líneas de acción y objetivos estratégicos, que pergeñen la modernización e innovación de su dinámica operativa, que coadyuve a insertarse en mejores y mayores términos en el tejido social peruano, acorde con las exigencias competitivas de Partidos Políticos de otros países en pujante desarrollo y con gran índice de desarrollo humano.
En este propósito, el ineludible examen autocrítico que debe cumplir el APRA, debe conllevar a una idónea y contemporánea interpretación de la realidad peruana-indoamericana y mundial con miras a reposicionarlo y fortalecerlo como Partido con organización, ideología, doctrina y teoría económica propia. Se hace imprescindible la multiplicación de esfuerzos para promover, impulsar y realizar un dinámico debate responsable, que congreguen una intensa y extensiva sumatoria de ideas y aportes, que contribuyan a generar documentos de trabajo como matrices de un reto de envergadura histórica. La democracia social que impulsa el APRA, requiere ser afianzada y percibida como una de las mejores rutas para hacer redistribución social y económica en consonancia con las libertades ciudadanas.
Es elemental enjuiciar lo que corresponde a la dinámica del proceso de descentralización y desconcentración de la estructura política y económica del Estado Peruano, su impacto en la precarización de la democracia, la redistribución de la riqueza y el combate a la pobreza en el Perú. Asimismo, el nivel del desarrollo tecnológico y del conocimiento, debe ocupar espacio en la agenda, en la mira de fortalecer al país en su apuesta para construir palancas de valor agregado que consoliden las economías regionales y locales, entre otros rubros fundamentales para hacer del Perú un país viable.
En suma, requerimos un viraje importante en nuestro enfoque de hacer política, con propósitos centrales que rompan el tinglado de lo intrascendente y accesorio en el debate interno. La construcción de sociedades democráticas con justicia social, es un compromiso del APRA con su historia, no perdamos el perfil diseñado por Víctor Raúl Haya de la Torre, forjemos y afiancemos las rutas que cimenten y fortalezcan la perennidad del aprismo en el presente y el futuro.