El Papa en Filipinas

– Por segunda vez el pontífice visitó el continente asiático:

Por: Adolfo Ramírez del Aguila
arda1982@yahoo

Si a usted amable lector le pregunto: ¿Dónde queda Filipinas? Seguramente se sentirá perdido en el vasto espacio del planeta, tratando de adivinar la ubicación de este país del fin del mundo (ver el mapa que adjuntamos para que no ande tan desorientado). Pero si le digo: Alemania, España, Canadá, Italia, con seguridad se ubicará con mayor facilidad. Si complico más la pregunta y le planteo: ¿Qué sabe sobre la realidad filipina? Apenas se acordarán de los desastres naturales que han arrasado literalmente a gran parte de este sufrido país asiático, y los de más edad, haremos remembranza de la famosa presidenta Corazón Aquino que gobernó a este país entre los años ochenta y noventa.
Como ahora ya no hay pretexto para dejar de ser ignorante, consultamos a nuestro «san google» para conocer algo más sobre este país hermano. Filipinas, es un pueblo del sudeste asiático, una isla (exactamente más de siete mil islas) en el Océano Pacífico, cuya capital es Manila. Es uno de los 12 países más poblados del mundo, con 100 millones de habitantes, 80 millones de los cuales son católicos.  Tiene dos idiomas oficiales: el filipino y el inglés. Es una ex colonia española y norteamericana.
A este país del fin del mundo, acaba de visitar el papa Francisco. La televisión por cable, transmitió en vivo la visita de estos cinco días que nuestro pontífice hiciera por segunda vez al continente asiático, la primera fue a Corea del Sur el año pasado. Después de una corta visita a Sri Lanka como primer destino de este periplo, se trasladó a Filipinas donde estuvo hasta este pasado lunes 19.
Filipinas es uno de los pueblos del «cinturón de fuego» del Océano Pacífico, constantemente devastado por los embates de la madre naturaleza. Una de las misas al aire libre fue en Taclobán, junto al mar, lugar que justamente fue destruido por «Haiyán», el tifón más letal de la historia de Filipinas que acabó con la vida de más de 7 mil personas y causó graves daños materiales en el año 2013. La ceremonia religiosa fue «bendecida» por un ventarrón y aguacero que obligó a los asistentes  y al mismísimo Papa, a ponerse capotas para protegerse de la llovizna persistente. Según los reportes informativos, su visita a Taclobán tuvo que ser cancelada por el mal tiempo.
Los líderes religiosos católicos de ese país asiático, como el arzobispo de Manila y Cardenal Luis Antonio Tagle, agradecieron la visita del sucesor de Pedro y calificaron a esta presencia como un terremoto que no destruye sino despierta en la fe. Filipinas es un pueblo castigado no solo por los embates de la naturaleza, sino también por las desigualdades sociales.
Esta visita a pueblos olvidados y pobres que no tienen gravitación de poder en el mundo, confirma una vez más, la opción preferencial de este Papa argentino por los marginados y ninguneados del orbe. Filipinas como el resto de países subdesarrollados, visitado solo por colonizadores y saqueadores de riquezas, recibe la visita de un pastor que lleva la Buena Nueva de Jesús para animar la fe y el compromiso, hacia un mundo de hermanos más fraternos, y no de «hermonios» que se disputan el poder y las riquezas.
En el vuelo de retorno a Roma, el Papa dio su ya acostumbrada conferencia de prensa a los periodistas que le acompañaron en esta nueva visita pastoral. Después de estar en un país muy poblado, la pregunta obligada fue sobre cuántos hijos debe tener una pareja. El Papa sorprendió con su propuesta de tres hijos, ni más ni menos. Si es más podríamos estar súper poblando el planeta, si es menos de tres hijos, podríamos crear un mundo de puros jubilados como en Italia o Alemania.
Los que vivimos en este rincón del fin del mundo, la Amazonía peruana, abrigamos la esperanza de que algún día, ojalá sea pronto, nuestros ojos puedan ver al Papa en persona, para confirmar nuestra seguimiento a Jesús y renovar nuestro compromiso de defender la creación de los «lobos solitarios» que andan merodeando en la selva, exterminando la vida en la floresta y extrayendo el oro, petróleo y madera a cualquier costo medioambiental. Dios bendiga la labor de este Papa peregrino y que pronto, los selváticos podamos disfrutar de su presencia pastoral. Amén.