EL HIJO PRÓDIGO.

En la Biblia  cristiana podemos encontrar enseñanzas que se pueden aplicar en la vida diaria, en el hogar, en el trabajo, en los negocios y, hasta en el amor. Lean queridos lectores los poemas de Salomón, no del alcalde, sino del rey sabio. La Biblia, es una fuente de motivaciones, de enseñanzas que si lo practicásemos, hoy todo estaría mejor, habría más solidaridad, mas respeto a los padres, a los niños y, especialmente más respeto al dinero del erario público que manejan muchas autoridades.

A veces, los orientadores religiosos, los líderes de tal o cual movimiento tergiversan para provecho propio, para saciar sus deseos escondidos en el fondo de sus almas negras. Por ejemplo, Jesucristo decía: dejad que los niños vengan a mí. Muchos sacerdotes de diferentes movimientos cristianos han utilizado esta enseñanza para jalar a niños y adolescentes y abusar de ellos sexualmente, como ha ocurrido en Alemania, en Estados Unidos de Norteamérica, y, posiblemente con otros inocentes que no se atreven a denunciar lo ocurrido por vergüenza o por un falso sentimiento de lealtad.

La parábola del hijo pródigo, es una enseñanza bella, llena de amor y perdón ante una acto de despilfarro de fortuna, de deshonra al nombre del patriarca, pero, con el sentimiento de envidia del hermano mayor que recrimina al padre por la fiesta y el regalo que le da al hijo que regresa arrepentido al hogar. Es aquí donde se refleja esa enseñanza de la caridad cristiana, pero, también, es aquí donde se da a conocer el sentimiento negativo de los que rodean al padre. El hermano mayor reclama al padre esta actitud, pero, éste le dice, tú estás todo el tiempo conmigo, el ha regresado de la muerte y eso debe alegrarnos.

En 1994, seguí un  curso de operador para tratamiento de tóxico dependientes organizado por la casa del sol de Italia, dirigida por el sacerdote católico Mario Picci y, en la cual se vio este tema del hijo pródigo que trata de reinsertarse a la sociedad, después de haber vagado en el mundo de la droga y el alcohol. Nuestros maestros de ese tiempo nos ponían el ejemplo de la parábola para indicar a los que se estaban rehabilitando que uno de los grandes problemas que iban a tener era que la mayor parte de la gente de la sociedad iba a utilizar estas malas costumbres para echar la culpa de todo lo malo que sucede en el entorno familiar, grupal y laboral. Esto ocurrió con una promoción que egresó de un centro de rehabilitación que dirigía la familia Achong-Valdez con la rev. Madre Isabel Gaspar Müller.

Cuenta un señor, a quien le dieron trabajo de mantenimiento en una casa hospedaje de la madre, que un día se perdió cierta cantidad de dinero de una monja hospedada y, toda la culpa fue cargada al ex drogo. Él negó todo, la madre chabelita lo creyó e inició una investigación y descubrieron que fue un allegado a la monja denunciante el que robó el dinero. Esto sucede con todos estos rehabilitados arrepentidos que quieren reinsertarse a la sociedad. Acontece en el trabajo, en el hogar, en la familia, etc., con el único objetivo de beneficiarse económicamente con el pretexto de que fulano de tal es un tal por cual, y toda la culpa se tiene él.  Muchos de ellos cristianos, convictos y confesos, que van todos los días a la iglesia, se arrodillan, besan la mano del cura o del obispo.