Vagos y locos

Estamos entrando a la recta final para ganarnos la denominación de ciudad de locos y vagos. Por donde vaya encontrará nuevos orates y más cantidad de muchachos que viven y duermen en las calles.

 

Los primeros son producto de desarreglos mentales, ocasionados por problemas que los psicólogos y psiquiatras podrían explicar, abundando en situaciones vividas durante la niñez, la pobreza del hogar, los maltratos sufridos viendo cuadros desgarradores en peleas de sus padres, etc. que los han afectado terriblemente hasta haberlos hecho llegar a la locura.

 

A los ya conocidos, hay otros que se han sumado, entre jóvenes y mujeres. Están en las calles con sus trajes malolientes, cargando la desgracia de haber perdido la razón, mendigando un poco de comida, o rebuscando en las bolsas de basura algo para llenar el buche. Pero más allá de eso, está la peligrosidad de su presencia en las calles, ya que su comportamiento puede, en forma imprevisible, tornarse grave al atacar a un niño o a un anciano.

 

Los otros son los muchachos que lo han perdido todo. Para ellos la vida de familia no existe, no tienen casa ni hogar. Agenciarse de buena o mala forma de un sencillo es prioritario para comprar la droga más barata y vivir la evasión de sus problemas, sin importarles el mañana. La delincuencia se ha posesionado de ellos. En el momento menos pensado la angustia del dinero les asalta la mente y roban minucias que no les acarreará pena alguna, más que una noche en la comisaría.

 

¿Qué hacer ante semejante situación? ¿Estamos en condiciones de llevar a los enfermos mentales al CREMI? ¿Hay capacidad para albergarlos? ¿Está garantizado su tratamiento y una eventual reinserción en la sociedad? Los muchachos de la calle ¿son rescatables? ¿Qué institución se puede encargar de ellos?

 

Las autoridades a quienes les hemos encargado la administración de nuestro pueblo, están en la obligación no solamente de realizar obras físicas, sino también de velar por la salud moral de sus habitantes. Ellos también son parte de esta sociedad que en algún momento se quebró y les dio la espalda. Volvamos la mirada hacia ellos.