Una vez más, la prensa local ha tenido que registrar en sus páginas y transmitir por radio y televisión, otro suceso lamentable, ocurrido en el puerto pesquero.
La incautación de gran cantidad de combustible, cuyo destino, se supone, sería para la elaboración de estupefacientes. Aparte del delito que eso configura, es que su transporte era una embarcación de pasajeros, lo que es más grave aún, por el peligro al que se expone a las personas, lo que es una grave irresponsabilidad de los dueños de las embarcaciones fluviales.
El otro caso también tiene que ver con el transporte de elementos combustibles como balones de gas y oxígeno, que ocasionaron un voraz incendio, dejando como saldo dos personas heridas con quemaduras de segundo grado y la destrucción total de la embarcación por acción del fuego y dañando otras dos. Las pérdidas, claramente, son cuantiosas.
Esta vez, como siempre, los bomberos jugaron un penoso papel por la falta de equipamiento, lo que determina que su presencia haya tenido visos de heroicidad, porque a pesar de no contar con lo necesario, lograron controlar las llamas hora y media después de haberse iniciado el siniestro.
En todos estos casos, hay elementos que se deberían tomar en consideración con la máxima seriedad y responsabilidad por parte de las autoridades.
El tema de los bomberos es primordial, de urgente necesidad que las instituciones ediles y regional tomen la decisión, de una vez por todas, de solucionarlo.
No es posible que una metrópoli como Iquitos, no cuente con un cuerpo de bomberos dotado de equipamiento que garantice su eficiencia en cualquier caso de incendio o en otras circunstancias que exija su presencia.
La seguridad de la ciudad está en peligro. Nadie nos puede garantizar el socorro inmediato en este tipo de circunstancias.
Es de esperar que, quienes tienen en sus manos los gobiernos locales y regional, acuerden la solución inmediata de los problemas que acarrea la falta de un cuerpo de bomberos que esté a la altura de una ciudad tan importante como Iquitos.





