Sabor a Selva

Estamos en una semana donde la identidad amazónica vuelve a ser tocada directa o indirectamente, porque la fiesta tradicional y religiosa de San Juan, además del sabroso juane y la rica chica de maíz, tiene todo sabor a selva.
Ese sabor de la forma de hablar, de expresarse con sonidos, gestos, con un castellano amazónico con sus tonos, giros y modismos propios de un pueblo con más de 40 pueblos indígenas, de los cuales la mayoría de nosotros procedemos.
Corre por nuestra sangre mucha mistura donde se incluye a la gente venida de Europa, de otras regiones del país y de los vecinos de Colombia y Brasil, y en los últimos tiempos de Venezuela (aunque a nivel de una convivencia social), los que representan a otras zonas amazónicas con sus propias características.
Estamos separados por una línea imaginaria de frontera, pero nuestros pueblos tienen historias de unidad como los Huitotos de Perú y los Uitotos de Colombia, son los mismos pueblos, como también los Achuar del país y los Achuar del vecino Ecuador.
Vemos que esta fiesta sanjuanina nos reta con reconocernos como tal, como los que usamos los ingredientes de la chacra para encantar a nuestro estómago y saborear la chicha que en tinajas de greda preparaban nuestras abuelas y bisabuelas.
Todo nuestro accionar tendrían que tener sabor a selva, desde la adaptación de nombres de otros orígenes como el Jimy por Llimi, sin tener vergüenza porque es la riqueza de nuestro hablar y entender en las escrituras. En el nombre de las calles, plazas y tanta infraestructura que merece una nomenclatura debe tener nuestro sello amazónico.
La fiesta de San Juan que lo celebran los loretanos, los ucayalinos, los de San Martín, los de Madre de Dios y en las partes amazónicas de otras regiones del país, porque el 60 % de nuestra Nación es amazónica, muchos se unen para compartir la tradición hasta en las comunidades de selváticos en diferentes países del mundo que, con alegría y nostalgia, dicen: presente.
Con mucha alegría vemos que nos estamos revalorando y desde esa postura nos hemos ganado y seguiremos ganándonos el respeto y mucho cariño de nuestros compatriotas y de extranjeros, que como en México con orgullo se dice queridos “cuates”, acá con la misma naturalidad decimos: bellas “huambras”. Por lo mucho que significa esta fiesta tradicional, que tengan un Feliz San Juan, estimados huambrillos (as).