En la, desde hace poco llamada, isla bonita, tenemos reliquias arquitectónicas que bien, con voluntad y decisión, de parte de autoridades y la sociedad iquiteña, podrían convertirse en verdaderos atractivos turísticos, dotándoles de los elementos que convierten a un edificio antiguo en una maravilla para admirar y ver en ella nuestro pasado.
Muchos de los considerados monumentos históricos, se mantienen a duras penas, sin que nadie haga algo por embellecerlos y así presentarlo ante los ojos de propios y extraños, como lo que son, bellos recuerdos de los tiempos idos.
Eso, necesita de la visión que puedan tener quienes hoy manejan el destino de nuestro pueblo y no seguir el pésimo ejemplo que hace poco dio un alcalde que, cual bárbaro Atila, destruyó ese monumento histórico ubicado en la plaza de armas, el antiguo palacio municipal, que si bien ya no estaba como para albergar oficinas, bien refaccionado hubiera servido para exhibir documentos, fotografías y recuerdos varios de los alcaldes que gobernaron nuestra provincia. Tres pisos que se volvieron polvo, desaparecieron, dando paso a un canchón que es una vergüenza en el entorno de la plaza principal de Iquitos.
Ahora que tenemos a una autoridad edil, conocedora de lo que es la arquitectura y del manejo del paisaje urbano, esperamos que esta iniciativa para recuperar de una buena vez los monumentos históricos abandonados se dé como una muestra de amor por la isla bonita donde sería realmente relajante ver en funcionamiento las piletas ubicadas en las principales plazas y la remodelación de las mismas a fin de ofrecer al vecino y al visitante, un área donde pasear con seguridad a su familia o disfrutar de un momento de descanso en las bancas, haciendo más llevaderas las calurosas noches.
En esto, quien tome el reto, tendrá nuestro absoluto apoyo, porque nuestro Iquitos lo merece.