Es lo que hace mucha falta en nuestra ciudad para que podamos tener un lugar más habitable, con menos tensiones que empujan a situaciones de violencia inimaginables. Todos hablamos de un mejor vivir, de encontrar tranquilidad y de lograr así una calidad de vida comunitaria. Eso es positivo, el hecho que todos estemos de acuerdo.
Pero, cuántos estamos dispuestos a cumplirlo, aun sacrificando nuestros propios intereses cuando el interés común es prioridad. Es momento que las municipalidades en general de nuestra Región Loreto generen una campaña intensa de dar a conocer a la ciudadanía de sus derechos y obligaciones. Y que todos sean medidos con la misma vara, en señal de ejercer autoridad homogénea.
Lo que acaba de ocurrir con el local de convenciones Del Pardo, es solo una muestra de cómo muchos nos declaramos en rebeldía ante la autoridad que gobierna, sea del color político que sea. Es una muestra que no tenemos claro la investidura y las responsabilidades administrativas y legales que genera las acciones que realice o no realice.
Tampoco existe un respeto a las jerarquías, al margen de que me caiga bien o no, tal o cual autoridad. Como me simpatiza o le tengo cólera, simple y llanamente lo hago caso a las normas y la legalidad, o porque va en contra de mis intereses personales o empresariales. Me atrinchero y pretendo hacer lo que quiero “le guste o no a cualquier autoridad”. Tremenda majadería. Aunque finalmente acataron el exhorto fiscal, tras presión.
Tan solo el hecho de querer congregar miles de personas sin contar con la inspección de Defensa Civil es una irregularidad mayúscula. Ojo, pero, no es el único lugar público, presumimos que así sea en ese y otro tipo de irregularidades, como el problema de la acústica para no molestar a los vecinos con el ruido. Es un caso que ha seguido la municipalidad de Maynas al local nocturno Saquara, quizás no con la misma contundencia que con el local Del Pardo.
Es plausible que se esté buscado restituir el principio de autoridad, mas estamos seguros que la aprobación de la población será total cuando a todos se les mida con la misma vara, y cuando nosotros como ciudadanos acatemos las normas, si se quiere, las normas de convivencia en una ciudad; sin dudas ni murmuraciones, salvo comprobable abuso de poder que amerite la denuncia respectiva y de nuestra parte el respaldo del caso, como nos merece la actual postura municipal provincial en el caso Del Pardo.