Pobre, pero pituca

Libros sobre urbanidad y buenos modales nos hablan del aseo personal, del vestir, de oler a agua fresca, y otras recomendaciones que tiene que ver con la presencia de la persona de cualquier edad.

Por su puesto que no se refiere a la lujuria, ni menos portar ropas llamadas de marca o de otras características que también se incluyen en la lista de formas de discriminación por parte de personas que hacen alarde de sus posibilidades.

Con el paso del tiempo y el abaratamiento de telas, ropas confeccionadas y una serie de accesorios del vestir, además de la estandarización de las tendencias de la moda, a lo que se suma las tendencias de comunidades, de grupos y de forma individual, han democratizado el vestir y la elegancia.

Verse bien ya no es solo exclusividad de personas con posibilidades económicas fuertes, el tema es ahora tener el propósito de lograr una imagen, un look personal, un gusto, un sentirse regia o regio, con una mínima inversión.

Es por ello que la frase “pobre, pero pituca” del cómico pucallpino que encarna el personaje de la Uchulú y que está batiendo record en las redes sociales y la participación en los más sintonizados programas de entretenimiento, encierra una gran verdad en pocas palabras.

Si bien, nunca debe ser motivo de vergüenza vestir con sencillez, ahora existe la opción de verse “pituca” vinculado a vestirse con gusto y accesorios complementarios, quizás innecesarios, pero el tema es que ahora son accesibles, ya es una opción personal alcanzable.

Otro tema aparte es el talento del artista pucallpino que con su personaje y frase que acuñó encaja en la realidad de una mayoría de peruanos y peruanas de todas las edades que con frescura y belleza natural, pueden adoptar el “pobre, pero pituca (co)” sin complejos y con un gran humor que nutre la vida.