Se nos hace un nudo en la garganta cuando leemos que después de casi 39 años el Estado viene atendiendo a las familias de la región San Martín que sufrieron diversas afectaciones como personas directamente o como parte de sus comunidades, durante la época del terrorismo.
La información dice que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (Minjusdh), por medio de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Multisectorial de Alto Nivel (CMAN), entregó tres locales comunales y un espacio de memoria a familias víctimas de la violencia de 1980-2000 en las regiones de San Martín y Huánuco.
Así, en San Juan de Huayranga, provincia de Tocache, región San Martín, se puso en funcionamiento un local comunal para las 250 familias. En San Andrés de Tomás, distrito de Uchiza, entregó otro local comunal multiusos elegido por las 56 familias de esta localidad de la región San Martín. Asimismo, en el caserío La Granja, distrito de Monzón, Huánuco, se entregó un local que servirá como comedor comunitario para la atención alimentaria de 80 familias.
Para la implementación de los locales comunales, los gobiernos locales destinaron contrapartidas de 155,000 soles, 11,000 soles y 75,000 soles, respectivamente, adicionales a los 100,000 soles que desembolsó el Minjusdh.
Estos proyectos forman parte del programa de reparaciones colectivas implementado por el Minjusdh, cuyo objetivo es reconstruir los lazos comunitarios, fortalecer las capacidades y promover el desarrollo de las comunidades afectadas por la violencia terrorista.
Los locales comunales contribuirán a fortalecer las capacidades de organización y gestión local, así como constituir espacios de socialización necesarios para resarcir el tejido social que la violencia afectó.
Una violencia que a nosotros en la región Loreto nos miró de reojo con algunas manifestaciones en la zona de Yurimaguas, nada más, felizmente. El terror vivido por nuestros paisanos amazónicos de San Martín ha dejado una gran herida emocional en las vidas de los afectados, que el tiempo se ha encargado de atenuar, aunque el apoyo del Estado a través de sus entidades públicas recién este 2019 hace realidad algunos de los proyectos a favor de las víctimas y de los familiares de los desaparecidos.
Es importante recordar que existen otras formas de violencia que sí nos atacan día a día, como la desnutrición crónica en nuestros niños, la anemia que ha aumentado en lugar de disminuir, las faltas de oportunidades de estudios para nuestra juventud, la falta de trabajo para sus padres y madres que tienen que solventarlo; estas formas de violencia también debemos seguir exigiendo se superen. Recursos suficientes tiene el país, la distribución es el gran problema.