No todo está perdido

La población más necesitada, aquella a la que se le denomina vulnerable, la gente que pasa la mar y  morena para pasar el día haciendo una labor para llevarse una mísera ganancia para poder subsistir, no está olvidada.
Lo creemos así, porque sino, no habrían muchos jóvenes que antes dormían en la calle, abandonados a su suerte, que ahora están involucrados en el arte, en labores manuales, desarrollando sus habilidades y talentos, luego de haberse sometido a un proceso de reinserción a la sociedad bajo la dirección y cuidado de los especialistas de la Asociación La Restinga.
Por otra parte, maestros de las instituciones educativas a donde ha llegado la Asociación El Manguaré, reciben apoyo pedagógico con nueva forma de educar, de manera más fácil, para que lleguen mejor a los jóvenes y adultos que necesitan elevar su nivel de conocimientos y así salir del montón que nos ha ubicado, previa evaluación, en los últimos lugares, como si todos fuéramos unos perfectos ignorantes y que no llegamos siquiera a entender qué es la comprensión lectora ni el razonamiento lógico matemático.
Son pues, dos instituciones que están trabajando en bien de nuestro pueblo, poniendo su mejor voluntad y dedicación a ayudar a alcanzar un mejor nivel educativo y no mantenernos donde estamos.
La falta de educación trae como secuela una serie de problemas sociales que a la larga se convierten en grandes peligros para la familia y la sociedad.
Por una falta de educación, por no contar con la debida orientación para superar los escollos y tropiezos de la vida, se dan situaciones desagradables que más adelante darán efectos desastrosos. Si educamos al pueblo, estaremos  camino a desarrollarnos como una sociedad preparada para afrontar los retos, nada fáciles, del presente y el futuro.