¿Malecón de Iquitos o el paseo abandonado?

  • Hasta caracoles africanos se encuentra en la parte baja del bulevar.
  • Sin contar con los excrementos y orines que malean todo el ambiente.

La obra del llamado bulevar se ejecutó durante el periodo de gobierno edil del empresario Joaquín Abensur Araujo, el mismo que fue inaugurado en el año 1995 con el nombre de: “Malecón Tarapacá” en honor a los guerreros caídos en la guerra con Chile.
Hoy se observa en completo abandono pese a ser uno de los lugares turísticos más visitados de la ciudad puesto que su atractivo principal es la hermosa vista hacia el río Itaya, así como el verdor de su naturaleza y las grandes construcciones de la época del caucho. (Algunas estropeadas por el paso del tiempo y el desinterés por mejorarlas).
El bulevar luce un gran descuido de principio a fin. La caseta del serenazgo ubicada al inicio de la calle Ricardo Palma; se muestra vacía, despintada, con el techo y las lunas completamente roto. La acera resquebrajada, los desniveles y hundimientos son notables desde lejos. Nadie los toca, nadie parece mirarlos para arreglarlos.
Los muros que se dejan ver en todo el recorrido están despintados y por tramos rotos. El “monumento” a una serpiente está lleno de moho (totalmente antiestético). Y si caminamos por la parte baja se puede ver directamente la cantidad de excremento humano, olores mezclados con orines, basura por doquier y hasta caracoles africanos que dicen son venenosos.
Así como una retahíla de cartones que por las noches sirven de reposo a quienes gustan jalar alucinógenos para olvidarse que existen en esta vida tan esquiva para ellos. Muchos de esos cartones y suciedad, están en las mismísimas espaldas del monumento al máximo héroe “Francisco Bolognesi”, el ejército bien podría hacer una campaña cívica y limpiar todo ese lugar en homenaje a su paradigma.
La pileta principal del bulevar que podría ser un atractivo visual muy bonito, además de refrescar el lugar, luce completamente descuidada, vacía y sin mantenimiento. Los sifones y tachos de basura oxidados con los fierros rotos siendo un gran peligro para la cantidad de niños que van a diario.
Por si esto no fuera suficiente, el escenario en la parte de abajo del bulevar es aún peor pues las escaleras huelen a orines, las veredas rotas, el espacio de los estantes donde años anteriores se vendía artesanía hoy está cerrado. Lo que sí vale rescatar son las luces led que iluminan más el lugar, esperamos se mantengan bien.
Una vez más se demuestra que si las obras no fueron realizadas durante los gobiernos siguientes, éstas pasan a ser parte del olvido. Esperemos que nuestras autoridades tengan interés para hacer algo más que darle una pintadita cada cierto tiempo al bulevar porque si así estamos en el corazón de Iquitos, imagínese usted lector, cómo estarán en los lugares más alejados. (Micaela).