Lección no aprendida

Eso de la lección no aprendida nos sucede a todos en diferentes aspectos de nuestras vidas en el entorno personal, amical y familiar, pero cuando está de por medio un contexto de poder político, es necesario ponernos el límite.
Por supuesto que como seres humanos somos vulnerables a poder ceder a presiones de todo tipo, pero es ahí donde se pone a prueba las valoraciones que tenemos ante la vida y el respeto a la institucionalidad, teniendo en cuenta sobre todo la rendición de los actos ante la ciudadanía a la que se deben los que ocupan cargos públicos.
Con todo este preámbulo nos queremos referir a las motivaciones que generaron la renuncia del exministro del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, Jorge Meléndez Celis que la semana pasada estuvo visitándonos y llegó hasta comunidades del río Tigre.
El exministro estuvo recibiendo críticas por una denuncia pública respecto a un presunto tráfico de influencias para colocar en puestos de trabajo a la madre de su menor hijo, lo que la exautoridad rechazó de plano. Eso no bastó y entró en sospecha.
Luego vinieron otras denuncias por cierta vinculación para retrasar procesos judiciales sobre tráfico de madera, según un investigador por ese delito. Y como dice un refrán “Cuando el río suena, es porque piedras trae”. Es en ese sentido nos parece sospechoso ese cacareo sobre lo que presuntamente hizo Jorge Meléndez y lo forzaron a renunciar con un diplomático retiro para no afectar la imagen del presidente de la República.
Lamentablemente en el aparato estatal eso de las recomendaciones a familiares directos es una “lección no aprendida” que data de muchos años y practicada impunemente y que sirve de arma cuando de querer tumbar a un ministro se trate como en el presente caso.
Para nada se justifica una actitud que probablemente habría sido así, pero nos sirve para evidenciar que en esto hay un trasfondo entre los tejes y manejes del poder político al más alto nivel. Si los gobernantes se dedicaran a cumplir fielmente con sus funciones y no estar peleando por cuotas de poder y posibles ganancias ilícitas, estaríamos hablando de otro país con desarrollo sostenible y equitativo.