Las necesidades educativas especiales y las nuevas actitudes

Por: Equipo SAANEE del CEBE “Iquitos”
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En las dos  últimas décadas la Educación Especial ha experimentado una serie de cambios importantes, tanto en su concepción como en las propuestas de intervención. De una concepción  ligada a la asistencia social de las personas con necesidades educativas especiales en  centros especiales que favorecían  la segregación, se ha pasado a partir de la difusión e implementación de los principios de la normalización de los servicios y de la inclusión escolar, a una atención más racionalizada, inclusiva y más normalizada.
El principio de normalización ha sido uno de los factores capitales en todo este proceso. Este principio conlleva al de la inclusión escolar, que supone una educación normalizada tan específica como sea posible,  pero sin que esté al margen del sistema educativo regular. La inclusión, que parte del concepto fundamental  de igualdad de derechos entre todos los ciudadanos, debe entenderse como el derecho a no ser marginado, excluido ni discriminado por ser diferente, es decir,  de recibir un trato  equitativo e igualitario o normalizado.
El nuevo concepto de educación especial ya no puede entenderse como la educación de un tipo determinado de persona, sino como un conjunto de recursos educativos puestos a disposición de todos los estudiantes que en algunos casos, podrán necesitarlos de forma temporal, y en otros, de una forma más continua y permanente. Esta conceptualización lleva necesariamente a plantear una escuela abierta a la diversidad que procure condiciones normalizadoras y favorecedoras del desarrollo  para todos los estudiantes, sean cuales sean sus características individuales y del entorno.
Para que la repuesta educativa a la diversidad sea una respuesta cabal se hace necesario que, junto a la normatividad que hace posible esta nueva realidad, se produzca un cambio de actitud, el empeño y compromiso decidido de la comunidad educativa. Por lo que es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos
-Poner en marcha en todas las escuelas procesos de evaluación psicopedagógicas que permitan la identificación funcional de las necesidades educativas en las diferentes áreas de desarrollo, así como determinar el tipo de ayuda pedagógica, psicológica o de otro tipo necesarias  para optimizar al máximo los procesos de desarrollo del educando, fijando más la atención  en sus potencialidades o posibilidades que en sus limitaciones o discapacidades.
-Diversificar y adaptar el currículo que permita dar una respuesta diferente a los estudiantes en función de sus capacidades o carencias, de su individualidad y originalidad. Los centros de básica regular deben ser capaces de ofrecer posibilidades de aprendizaje a estudiantes con una amplia variabilidad en cuanto a sus características cognitivas, emocionales y de comportamiento y en cuanto al ritmo y estilo de aprendizaje.
-Organizar las escuelas partiendo de su Proyecto Educativo Institucional en la que su visión, misión y la propuesta  pedagógica esté centrada  para  responder a las diversas necesidades que presentan los estudiantes que  atienden. Sólo una institución educativa basada en agrupaciones flexibles permitirá responder con mayor facilidad y diferencialmente a las características de los estudiantes.
Es necesaria también una re-conceptualización del rol del profesor y de su formación, así como una renovación   profesional que permita adquirir nuevos  conocimientos en relación a las características, necesidades y habilidades  de sus estudiantes para buscar y establecer objetivos  de enseñanza realistas y  para desarrollar y poner en práctica métodos, estrategias y materiales de enseñanza adecuados. Más que profesionales especializados en las diferentes áreas de  deficiencias, es necesario que los profesores asuman el reto y sepan dar respuesta a las diferentes situaciones educativas que puedan surgir al incluir estudiantes en las escuelas regulares.
El cambio de  filosofía y del comportamiento educativo deben  llevar a  aceptar y tener en cuenta la diversidad, y cuestionar  la realidad y preguntar ¿Qué pasará con las personas con diferencias cromo-somáticas y/o carencias personales que les impidan avanzar  dentro de su escuela aun teniendo los apoyos necesarios? ¿Hasta dónde van a ser capaces de avanzar? ¿Serán suficientes las adaptaciones? ¿Sera capaz nuestra sociedad de aceptarlos?
La tarea es pues de toda sociedad, familia y escuela, sin este trinomio es difícil lograr que las personas con discapacidad logren la añorada igualdad.