La merma

Estamos entrando a la etapa de vaciante de los ríos amazónicos en nuestra región Loreto, y está bajando el nivel de forma un tanto rápida porque un aproximado de 20 centímetros por día como se registró en el alto Marañón es nuevamente razón de análisis.
Son los fenómenos de la naturaleza que nos toca vivir actualmente, al punto que los especialistas del Senamhi también se sintieron muy sorprendidos y hasta engañados por los cambios repentinos en el inicio de la etapa de la creciente de los ríos.
Todo indicaba que se venía con fuerza la creciente de tal manera que daba señalas de convertirse en la creciente más grande de todos los tiempos, y correspondía prepararse para tal evento en la búsqueda de refugios para las familias que no podrían permanecer en sus viviendas ubicadas en zonas periurbanas inundables.
Los días fueron pasando y la amenaza estaba latente así que no se hicieron esperar las declaratorias de emergencia para poder disponer de los recursos presupuestales y humanos necesarios para afrontar lo que se pronosticaba iba a ser una creciente fuera de lo normal.
Pero, vaya sorpresa, a medida que se acercaba la temporada de la máxima creciente, las aguas como que se detuvieron, aunque en ciertas zonas sí se sintió su crecimiento casi inusual como en parte de los ríos Huallaga y Ucayali.
Así, se esfumó la creciente y nos quedamos un tanto pensativos de cómo el clima nos ha engañado, o nos está dando una nueva lectura de su comportamiento que no logramos entender, que su ritmo tal vez tendería a ser más fluctuante.
Estamos observando en las riberas que se están formando pequeñas playas, y estamos recién a mediados de mayo, cuando el verano en todo su esplendor se presentaría en julio y agosto como todos los años, pero ojo nuevamente, el verano se está adelantando y no vaya a ocurrir como con la creciente.
Es que por la forma tan rápida cómo está bajando el río se proyecta un verano muy crudo, hasta se podría decir sequía con altas temperaturas. Sin embargo, el comportamiento del clima podría nuevamente sorprendernos y el verano amazónico no sería tan caliente como hace suponer. Debemos estar alertas para las acciones oportunas y que se aminore su impacto.