POR: JUAN SOREGUI VARGAS.
Por sí sola, la actividad piscícola AÚN no es altamente rentable económicamente. Como toda actividad productiva en Loreto, salvo la crianza de pollo en gran escala, no ha generado empresas que industrialicen nuestro producto acuícola. Los factores son numerosos: necesitamos una mayor producción sostenida durante el año, mayor investigación para un alimento más barato, cultivo con altas tasas de densidades por metro cuadrado (por decir 20 unidades por metro cuadrado) como se hace en los swaps del Missisipi con la tilapia, producir grandes toneladas cada tres meses o menos, infraestructura de transformación y conservación con buenas condiciones sanitarias, investigar y promover un buen mercado nacional e internacional, buena energía eléctrica, innovación tecnológica, etc. Hace tres semanas, un amigo facilitador de inversiones me dijo si podría invertir 10 millones de dólares en una planta de procesamiento de pescado de piscigranja, específicamente de gamitana. Tengo un pedido de 300 toneladas mensuales de filete, me comentó. Tuve que decirle que no estamos en condiciones de esa producción mensual y menos al precio de 3 soles por kilo el filete. Esa es la verdad. La piscicultura, es rentable desde el punto de vista social y nutricional. Ya vimos en anteriores artículos que diferentes instituciones de promoción, desde hace 40 años, están tratando el tema para seguridad alimentaria y contribuir a bajar la desnutrición como vienen haciendo los profesionales del programa AQUAREC del IIAP en el VRA en coordinación con los gobiernos locales y regionales de la zona y otras instituciones. Estamos seguros que si continúan con este proceso y adquiriendo tecnologías innovadoras que existen en el mundo piscícola, en un futuro muy cercano se podrá expresar que existe una piscicultura altamente rentable económicamente, como lo hacen con el cacao en San Martin. La piscicultura tiene que estar integrado a otras actividades de generación de ingresos. Por ejemplo, como lo ha planteado la empresa loretana Amazon Busines & Consulting (ABC) en combinación con otros cultivos o en un circuito turístico, como producto procesado en platos de comida en restaurantes de las zonas rurales y de la ciudad y ser un elemento importante en las empresas turísticas, como parte del paisaje natural y en la pesca deportiva que se puede incentivar en grandes pozas construidas y con peces como el tucunaré, entre otros. Estas experiencias de manejo de las piscigranjas y sus productos se puede observar en recreos y restaurantes en la carretera Iquitos-Nauta, en zonas de Requena, en Yurimaguas, en Nauta, en Tarapoto y, en gran cantidad en las zonas de frontera de Brasil y Colombia, quienes cultivan sus peces y lo llevan a la tullpa. En las instalaciones del Complejo Centenario de los padres agustinos se observa este manejo integral con otros cultivos agropecuarios y con actividades educativas y de recreación. Por sí sola, pues, la actividad piscícola no sería rentable en este sitio y posiblemente en otros. Y, dentro de poco, el profesor Ernesto Lozano iglesias, administrador del complejo centenario, lanzará su primeria feria de consumo de pescado producido en sus piscigranjas con cocineros de gran nivel profesional. Es decir, para vender el producto pez, es necesario ofertar con imaginación para obtener una rentabilidad integral y que no arroje pérdidas económicas. Además estos sitios son como punto de encuentro de personas de diferentes niveles de la sociedad y resultan actividades de comercialización divertidas y desestresantes.
Es todo un proceso que es necesario continuar, como lo vienen haciendo en el VRA los profesionales antes indicados, pero promoviendo el producto en diversas formas y de manera integral. Queda en manos y en los cerebros de los investigadores encontrar fórmulas que ayuden obtener lo que apuntamos en párrafos anteriores para cumplir con los pedidos de los empresarios que desean industrializar el producto y generar trabajo, ídem a lo que sucede con el cacao. ¿Se puede? Claro que sí, con ciencia y tecnología nada es imposible. Tenemos que apurar el paso en la trocha ya abierta.