El APRA ya tiene candidato a la presidencia

Inopinadamente, cuándo menos se esperaba, el Presidente Alan García lanzó la noticia, de la postulación de Javier Velásquez Quesquén a la presidencia de la república enarbolando la insignia partidaria  del APRA en las elecciones del 2011.

El jefe de Estado hizo pública la postulación del ahora primer ministro, cuando  asistía ayer en Chiclayo,  a una  reunión de trabajo en las instalaciones del proyecto Irrigación de Olmos. La sorprendente noticia de inmediato creo ciertas reticencias, que por su modo señalaban que para los no apristas, la designación del  chiclayano Velásquez Quesquén era sólo un globo de ensayo suelto en plaza para lograr otear hasta dónde Jorge del Castillo ha sido desplazado del favor presidencial.

Curiosamente la postulación del primer ministro pone al proceso electoral en un  estadio de curiosidades electorales, pues sería la primera vez  en los comicios generales que se da una figura de 3 candidatos oriundos de una misma ciudad, Chiclayo, esto si en la línea de partida también se apunta Yehude Simon Munaro, que al igual que Luis Castañeda Lossio son paisanos de Javier Velásquez Quesquén. Sin duda no faltarán los clásicos creadores de curiosidades políticas,  que juguetearán con el trío al cual podrían llamar el trío «Los  mochicas».

Con esta novedad que pone cándela al proceso, indudablemente los estrategas de los otros grupos políticos, echarán mano a las más  cruentas opiniones contra    el chiclayano candidato, procurando destruirlo aún antes de inscribir su nombre en la relación de candidatos presidenciales. Aquí cabría preguntar ¿Y el pacto ético?.

Terminamos con una reflexión  que consideramos se precisa en estos momentos de seria tensión política, pues estimamos que la circunspección y la pulcritud  en todos los actos de los candidatos, deben ser vitales y con una gran dosis de respetabilidad que vaya aparejada al honor de ostentar la representación nacional.

No hay que olvidar que la mejor voz de mando es el ejemplo; se gobierna con él. Hay que tener siempre en cuenta, que las acciones equivocadas, las conductas dudosas o incorrectas, inducen a la pérdida del respeto por todos aquellos a quienes se desea dirigir y gobernar. ¿Estamos?